Musica, pregunta formulada por tarea391, hace 16 horas

Investiga las condiciones sociales de la mujer en la época revolucionaria, compáralas con las que goza en la actualidad
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Respuestas a la pregunta

Contestado por anyelinanaranjo52
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Respuesta:

La participación de las mujeres en la vida social es innegable. Destaca su contribución a la vida familiar como primeras educadoras de los hijos, soporte emocional para sus esposos, administradoras de los negocios hogareños, y auxilio para los ancianos y desvalidos. Eran apoyo y amparo. Sin embargo, el espacio doméstico no fue el único en donde ellas se desarrollaron. Su labor como docentes, enfermeras o comerciantes, por ejemplo, confirman su decidido y activo papel en la vida comunitaria. Además, en momentos turbulentos, han ocupado espacios fundamentales para la continuidad de la comunidad: cuando los hombres partían a la guerra y dejaban sus puestos de trabajo, eran ellas quienes los ocupaban. Más aún, en determinadas circunstancias, las mujeres se sumaban a las filas de los ejércitos de forma abierta o velada. De esto último da cuenta el libro Los rostros de la rebeldía. Veteranas de la Revolución Mexicana, 1910-1939 de Eva Martha Rocha Islas, publicación que reconstruye la historia, papel y circunstancias de las mujeres en el movimiento armado y que enriquece la literatura sobre género y sobre la Revolución.

El capítulo uno, “Veteranía, un asunto de control gubernamental”, es un examen de la “naturaleza” de la veteranía revolucionaria y del reconocimiento de las mujeres en la gesta revolucionaria. Con un lenguaje claro y transparente, la autora pasa revista a las organizaciones de excombatientes de la Revolución Mexicana que buscan acomodarse en los nuevos tiempos de la sociedad. Sin distingo de bandos, varias veces enfrentados entre sí, los veteranos eran parte de la epopeya nacional.

Entre las organizaciones que se fundaron se encuentran: Asociación Nacionalista Revolucionaria, en donde participó la zapatista Mercedes Arvide como secretaria del Departamento Feminista; Unión de Revolucionarios Agraristas del Sur; Sociedad de Precursores y Revolucionarios; Precursores de la Revolución de 1910, en donde fungió como tesorera la profesora y veterana reconocida Paulina Maraver; Asociación de Precursores de la Revolución Social Mexicana, que cambió su nombre a Grupo de Precursores de la Revolución y después se denominó Legión de Precursores de la Revolución Social Mexicana; y la Confederación Nacional de Veteranos de la Revolución, que organizó la Unión de Mujeres Revolucionarias de México. Sin embargo, como señala Rocha Islas (2016, p. 68), “La actuación de las mujeres a través de múltiples tareas en el movimiento revolucionario no fue la prioridad al organizar dichas uniones, lo que tomaron en cuenta fue incluir a los deudos en primer grado de los excombatientes fallecidos”.

La Comisión Oficial Pro-Veteranos determinó distinguir a 320 mexicanos, entre ellos, a seis mujeres: la exsargento 1° Victoria Becerra de Hernández, la profesora Rosaura Flores viuda de Prado, las señoras Josefina Ierena de Álvarez Martínez, Lucía Patiño viuda de Chávez, Aurora Ursúa de Escobar y la señorita Carmen Serdán. Con este acto, se reforzaba el discurso del Estado posrevolucionario. Entre 1939 y 1976, se recibieron 40,560 solicitudes para tramitar el reconocimiento de veteranía, de los cuales cerca de 15,000 fueron aprobadas y 432 fueron mujeres. Desde la especificidad de su participación en la lucha armada, las veteranas fueron agrupadas en propagandistas, enfermeras, soldados y feministas.

En el segundo capítulo, “Las propagandistas, su participación en la Revolución Mexicana”, se presenta una descripción de las condiciones de las mujeres durante el porfiriato. En aquella época, a pesar del crecimiento económico, era preciso incorporar a los sectores socialmente deprimidos al desarrollo, por ello en la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres de la Ciudad de México, se impulsaron programas que, a la par de transmitir conocimientos para un oficio, abordaron elementos de historia natural y de física y química, materias para cursar la carrera de farmacia. De igual forma, el Colegio de las Vizcaínas puso atención a la impartición de clases de artes y oficios, lo que hacía que, a la postre, las estudiantes tuvieran trabajo remunerado. Finalmente, la carrera docente representó la oportunidad para ingresar a la educación superior y a la vida laboral.

Durante la lucha del constitucionalismo contra Victoriano Huerta, participaron 124 veteranas. Fue la Secretaría de Guerra y Marina la que organizó el departamento del servicio sanitario del Ejército Constitucionalista. El Ejército Libertador del Sur y la División del Norte también contaron con enfermeras y les otorgaron grados militares. En suma, las mujeres que prestaban sus servicios sanitarios también hicieron explícita su filiación revolucionaria: 19 lo hicieron en el zapatismo, 10 en el villismo, dos convencionistas y 93 constitucionalistas-carrancistas.

Explicación:

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