Introducción de la teoría de las especies de darwin
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La revolución copernicana
Existe una versión de la historia de las ideas que establece un paralelismo
entre la revolución copernicana y la darwiniana. Según esta visión, la revolución
copernicana consistió en desplazar a la tierra de su lugar anteriormente
aceptado como centro del universo, situándola en un lugar subordinado como
un planeta más que gira alrededor del sol. De manera congruente, se considera
que la revolución darwiniana consiste en el desplazamiento de los humanos de
su eminente posición como centro de la vida sobre la tierra, con todas las demás
especies creadas al servicio de la humanidad. Según esta versión de la historia
intelectual, Copérnico había llevado a cabo su revolución con la teoría
heliocéntrica del sistema solar. El logro de Darwin surgió de su teoría de la
evolución orgánica.
Esta versión de las dos revoluciones es inadecuada: lo que dice es cierto,
pero pasa por alto lo que es más importante respecto a estas dos revoluciones
intelectuales; a saber, que marcan el comienzo de la ciencia en el sentido
moderno de la palabra. Estas dos revoluciones podrían verse conjuntamente
como una única revolución científica, con dos etapas, la copernicana y la
darwiniana.
La revolución copernicana dio comienzo con la publicación en 1543, el
año de la muerte de Nicolás Copérnico, de su De revolutionibus orbium
celestium (“Sobre las revoluciones de las esferas celestiales”), y floreció con la
publicación en 1687 de la Philosophiae naturalis principia mathematica (“Los
principios matemáticos de filosofía natural”) de Isaac Newton. Los
descubrimientos de Copérnico, Kepler, Galileo, Newton, y otros, en los siglos
XVI y XVII, habían anunciado gradualmente una concepción del universo como
materia en movimiento gobernada por leyes naturales. Se demostró que la
Tierra no es el centro del universo, sino un pequeño planeta que rota alrededor
de una estrella mediana; que el universo es inmenso en espacio y en tiempo; y
que los movimientos de los planetas en torno al Sol se pueden explicar por las
mismas leyes sencillas que explican el movimiento de los objetos físicos en
nuestro planeta.