interpretación literaria del texto para dar cuerda al reloj
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El texto a analizar pertenece a Julio Cortázar, autor argentino cuya obra se enmarca en el llamado boom hispanoamericano y en la que destaca el género del cuento. En Hispanoamérica el cuento ha sido entendido como una forma de expresión a la misma altura que la novela, la poesía o el teatro y el presente texto constituye, de hecho, un cuento. Respondiendo a su género, el texto a analizar es breve. Lo que parecía, por su título, un texto meramente explicativo, constituye en realidad una verdadera reflexión sobre la temporalidad y la muerte.
Existe en el texto un personaje evocado por el autor, que es al que se dirige el cuento de manera imperativa, dando «instrucciones» para no tener miedo al paso del tiempo, a la muerte. Por otra parte, se advierten en el texto determinadas figuras literarias como son la metáfora , el símil , la personificación y la interrogación . En «Instrucciones-ejemplos sobre la forma de tener miedo» el reloj de pulsera personifica al mismo Drácula . En «El perseguidor- Las armas secretas», el autor habla sobre nuestra condena a la obsesión con las agujas del reloj y su consecuente impedimento al disfrute de la vida .
«Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj» es otro cuento al que, desde mi punto de vista, también conviene prestar atención.
Relojes
En «Instrucciones para dar cuerda al reloj», además, Cortázar, asocia de manera inevitable la temporalidad con la muerte. «Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo», comienza. Y es que la muerte y el tiempo son enemigos, y resulta muy difícil no tener miedo. Porque para alguien como yo, que aunque lo intenta, no puede creer en cielos divinos donde todo es felicidad, lo que se espera después del final, lo que va detrás de ese parón en mi reloj interno, no es nada.
No podemos tener absoluta certeza de nada, de absolutamente nada que no sea la muerte. La muerte es lo único que sabemos que, tarde o temprano, será. Y la vida, si lo pensamos, resulta muy contradictoria porque queremos vivir, vivir mucho, y, sin embargo, vivir es precisamente lo que nos va acercando más a la muerte. Y supongo que todos esos miedos que yo tengo son a los que se refiere Cortázar con esa primera frase.
Porque si paramos las agujas del reloj, el tiempo no tiene por qué moverse. Cortázar nos anima a dar cuerda al reloj, a dejarlo correr, y a imitarlo y seguir sus pasos. Y queda el aquí y ahora, el ser libre, libre de tiempo, el ignorar la molestia de la correa apretando nuestra muñeca e intentando hacerse notar. «Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Que más quiere, qué más quiere?Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante». Imito a ese reloj, y me veo a mí misma despreocupada, con ansia de vivir como si no hubiera ayer o mañana y descubro cosas que había visto pero no había mirado. En la cotidianidad más aburrida irrumpen, de pronto, sensaciones a las que el miedo no daba cabida. Desapareció el antagonista y, con él, el conflicto de esta obra de teatro que es la vida.
El reloj se mueve y yo, y el mundo, lo hacemos a través de él. Qué más queremos si hemos conseguido superar la vulnerabilidad que el reloj creaba, que más queremos si hemos conseguido burlar el hábito, el rigor y el control. Debemos seguir el paso decidido del tiempo, darnos cuerda a nosotros en nuestra propia dirección. «El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes».
Porque el miedo, siempre el miedo y en todas sus facetas, es lo que nos impide hacer cosas. Y esos ojos hablan de arrepentimiento y de «me hubiera gustado hacer» y me doy cuenta de que, como las arrugas, las cosas no hechas, llegado un punto muy avanzado de nuestras vidas, también terminan por convertirse en huellas irreversibles difíciles de reescribir. Y me da pena por ella porque quisiera haber hecho y no hizo, y pasan los años pero lo no hecho sigue pesando, tanto, que es difícil rehacer el camino con un hatillo de escombros de cuatro toneladas a la espalda. Y el reloj no es de plástico, sino de rubíes, porque el tiempo es valioso.
«Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos y comprendemos que ya no importa». Qué más dará la muerte si no tenemos ni voz ni voto en ella. Por qué correr para llegar temprano o pararse para llegar tarde, si está al final del todo, esperando y actuará sin saberlo nosotros, cuando quiera.
Explicación:
Espero te sirva, coronita, corazoncito y estrellita pliss :3