inicio, nudo desenlace del cuento la liebre y el erizo
Respuestas a la pregunta
Inicio del cuento la liebre y el erizo
Un domingo de otoño por la mañana, el erizo estaba en la puerta de su casa, mirando al cielo cuando se le ocurrió de repente que podía dar un pequeño paseo por los sembrados, para ver cómo iban sus nabos.
Cuando se cercaba al campo para llegar hasta sus nabos, le salió al paso la liebre, que iba ocupada en asuntos parecidos, cuando el erizo la vio la saludó amablemente, pero la liebre, en vez de devolverle el saludo le preguntó con profundo sarcasmo por qué andaba tan de mañana por los sembradíos.
El erizo le respondió que iba de paseo, la liebre riéndose le comentó que debería utilizar sus piernas en algo de más provecho; esta respuesta indignó enormemente al erizo, que toleraba todo excepto las criticas sobre sus piernas, respondiéndole que si las ella eran mejores en algo, a lo que la liebre le dijo que eso pensaba, entonces el erizo le propusó un reto de hacer una prueba, apostándole lo que quisiera a que le ganaba una carrera a lo que la liebre aceptó.
Nudo del cuento la liebre y el erizo.
La liebre aceptó su reto, por lo que el erizo se fue a su casa, cuando llegó a su casa le contó a su mujer, ésta discutió con él pero el erizo le contó su plan por lo que se dirigieron otra vez al sembradío.
El erizo señaló a la mujer su puesto y se fue al otro extremo del sembradío, cuando llegó la liebre, ésta le preguntó si podían comenzar a lo que el erizo le respondió que si, sin sospechar que quien le había respondido era la mujer del erizo y se colocaron cada uno en su surco.
La liebre salió disparada como un rayo por el sembrado, mientras que el erizo apenas dio tres pasitos, se agachó en el surco y se quedó quieto, cuando la liebre se acercó corriendo a la parte baja del sembrado, el erizo le gritó desde su puesto: ¡Ya estoy aquí!, la liebre se quedó perpleja; asombrada pues no pensó otra cosa sino que era el mismo erizo quien le hablaba, ya que, como es sabido, la mujer del erizo tiene exactamente el mismo aspecto que el marido.
Por lo que la liebre pensó “aquí hay gato encerrado”, le gritó que corrieran otra vez, de vuelta y al llegar al sitio el erizo le gritó: ¡ya estoy aquí!; indignada y fuera de sí la liebre siguió retándolo hasta otras setenta y tres veces y el erizo siempre accedía a repetir la carrera.
Desenlace del cuento la liebre y el erizo.
Pero, a la septuagésima cuarta vuelta la liebre no pudo llegar hasta el final, se desplomó, la sangre fluyó de su garganta y quedó muerta en el suelo, el erizo había ganado y tomó su apuesta, llamó a su mujer desde su surco y ambos se fueron contentos a casa.
Respuesta: AMBIENTE:NOSE HABIA ALEJADO MICHO DE SU CASA Y ESTABA JUSTO DE SU ARBOL
Explicación: