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EREVÁN, Armenia, 12 de agosto de 2015 (ACNUR) – Para Hovig Ashjian y su familia, la vida en Alepo, Siria, era feliz antes de la guerra. Él trabajaba como joyero en un taller de su propiedad, mientras que su mujer, Tamara, era chef. Su hija Rita, de 16 años, iba al colegio. Pero cuando el conflicto comenzó y destrozó su país, su familia (que era parte de una comunidad formada por 80.000 sirios armenios) se vio obligada a huir.
“Perdí todo lo que tenía, mi casa, mi trabajo, mi coche” recuerda Hovig. “Todo lo que me importaba desapareció en un instante. Estábamos asustados. Pensamos que el único sitio al que podíamos ir era Armenia, la tierra de nuestros ancestros”.
En otoño de 2012, Hovig y su familia se marcharon a Armenia. Necesitaron tres horas para poder hacer el trayecto de 20 minutos de su casa al aeropuerto. “Teníamos miedo de mirar atrás”, dice Hovig. “Escapamos por poco de un bombardeo”.
Encontraron seguridad y una nueva vida en Armenia, pero tuvieron que abandonar todas sus pertenencias.
“Mi hija tiene la esperanza de que su biblia y sus DVD estén bien guardados en algún rincón seguro de su habitación” comenta Hovig, triste. “No puede aceptar el hecho de que nuestra casa esté completamente destruida y de que no quede nada”.
ACNUR ha ayudado a Hovig y a su familia a comenzar una nueva vida con la ayuda de otras ONG socias, como Misión Armenia, la Cruz Roja Armenia y la fundación humanitaria suiza KASA. Gracias a un plan de subsidios de alquiler, han podido permitirse un pequeño apartamento en Ereván, la capital de Armenia.
Hovig ha recibido formación profesional y se ha beneficiado de los proyectos para la generación de ingresos. También ha usado sus conocimientos para crear un nuevo negocio de joyas en Armenia.
“Recuerdo que podía emplear todo el día y la noche para crear una joya. Estaba nervioso, pensando si llegaría a vender alguna. Pero, poco a poco, al conocer a la gente, escucharlos, conocer sus preferencias, al abaratar los precios y haciendo pedidos especiales, conseguí que se interesaran por mi trabajo. Muchos de ellos son ahora clientes permanentes”.
La esposa de Hovig también ha encontrado un nuevo trabajo y su hija acaba de ser aceptada en la universidad. Una de sus joyas tradicionales llegó incluso a ganar un premio en una exhibición.
Después de escapar de la guerra, parece que por fin la vida se ha reencauzado. “Hoy puedo decir con orgullo que, aunque pequeños, tengo unos ingresos estables” afirma Hovig con una sonrisa. “Doy gracias a Dios por concederme el talento para ser joyero. Me da unos ingresos dignos y me permite criar a mi hija en Armenia”.
Como sirio armenio, Hovig sabe lo importante que es el trabajo de ACNUR. Es descendiente de la comunidad de armenios exiliados en Alepo que se beneficiaron del trabajo de Fridjof Nansen, que ayudó a repatriar a miles de refugiados en Armenia, el Líbano y Siria después de 1915. La comunidad armenia es conocida por sus artesanos, joyeros y empresarios que contribuyeron ampliamente al desarrollo y al enriquecimiento de Siria.
A pesar de que Hovig y otras personas han tenido cierto éxito, no es fácil para los desplazados sirios superar las dificultades a la hora de integrarse. Necesidad de asistencia médica, problemas de alojamiento, falta de trabajos bien pagados, un duro ambiente de negocios, barreras lingüísticas y culturales son grandes impedimentos a los que la mayoría de familias sirias deben enfrentarse.
“Los sirios armenios le deben mucho al gran amigo de todos los armenios, Fridjof Nansen” explica Hovig. “Nuestros abuelos sobrevivieron gracias al pasaporte Nansen que abrió las puertas a una nueva vida en un nuevo país, Siria. Por eso, debemos recordar su nombre y comenzar dignamente una nueva vida, esta vez en el país de nuestros ancestros, Armenia”.
“Los sirios armenios, que se sentían totalmente integrados en Siria, tuvieron que huir otra vez, esta vez a Armenia, el país de nuestros ancestros. Pero también contribuimos al desarrollo de la sociedad y de la economía en Armenia, ya que nosotros, los sirios armenios, hemos traído con nosotros una gran cantidad de valores y habilidades” añade.
Desde el comienzo del conflicto en siria, 17.000 ciudadanos sirios, principalmente con orígenes armenios, han llegado a Armenia. De estos, aproximadamente 13.000 mantienen el estatus de refugiados a fecha de julio de 2015.
Para asistirlos, el gobierno ofrece la nacionalización simplificada, acelera los procedimientos de asilo y ofrece permisos de residencia a corto, medio y largo plazo.
Además, ACNUR, junto a ONG compañeras, está trabajando para ajustar las urgentes necesidades humanitarias de las familias sirias desplazadas, ofreciendo un amplio servicio de asistencia médica y proyectos de integración.
Por Anahit Hayrapetyan, ACNUR Ereván, Armenia.
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