infografía sobre mesopotamia y babilonia
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¿Cómo era su organización política?
La ciudad era propiedad del dios Marduk, que designaba, según las creencias de los babilonios, al rey para que la administrara. El rey no era considerado un ser divino como el faraón, era sólo un intermediario entre la gente y los dioses y vivía rodeado de sus colaboradores, los nobles, que lo asistían en sus tareas.
¿Cómo era la sociedad?
La población estaba dividida entre hombres libres y esclavos. Los esclavos podían dejar de serlo: si lograban juntar algunos bienes, podían comprar su libertad. Los hombres libres, a su vez, se subdividían en otras dos categorías: los privilegiados (sacerdotes, funcionarios) y los muskhenum (comerciantes, campesinos, artesanos), que representaban al sector productivo libre.
La religión
Los babilonios tenían infinidad de divinidades pero algunas eran las más importantes. Los dioses se parecían a los humanos. Tenían cualidades y defectos, pasiones y sentimientos. Marduk era el más poderoso de todos. Anu era el dios del cielo; Enlil el dios del Aire; Ea, el dios de las aguas; Sin, la Luna; Shamash, hijo de Sin, era el dios del Sol e Ishtar, diosa del planeta Venus, era la diosa del amor, pero también de la guerra.
Ritos y ceremonias
En Babilonia no había tumbas grandiosas como en Egipto. Las tumbas eran sencillas. Los muertos una vez enterrados descendían a los infiernos donde sobrevivían nutriéndose de los vivos. Sólo los guerreros caídos en el campo de batalla podían aspirar al descanso eterno. Los sacerdotes tenían mucho poder porque eran los únicos capaces de interpretar los mensajes de los dioses y adivinar el futuro. Muchas veces usaban la ignorancia de los demás para generar temor y aumentar su poder.
Las ciencias
Una de las formas que tenían los sacerdotes de adivinar la voluntad de los dioses era observar las estrellas. Este estudio de los astros los llevó a desarrollar la astronomía. Así, pudieron dividir el año en doce meses y dividir los meses en semanas de siete días. Para los babilonios los días se dividían en doce partes de dos horas cada una. La astronomía y su necesidad de realizar complejos cálculos los llevó a desarrollar las matemáticas. Su sistema numérico era sexagesimal, o sea, que se basaban en el número 60 y no en el 10. También desarrollaron la medicina y fueron pioneros en la invención de remedios.
La ley por escrito
Hasta que al rey Hammurabi (1728 – 1686 a. C.) no se le ocurrió poner la ley por escrito, la gente estaba sometida al capricho de los jueces. Cada uno aplicaba la norma que le parecía y nadie sabía qué era legal y qué estaba fuera de la ley. Hammurabi elaboró un código, el primero de la historia, y ordenó que lo escribieran para que la gente lo conociera. El código era muy severo e imponía la pena de muerte para varios delitos y aplicaba la ley del talión, ojo por ojo, diente por diente. Hammurabi decía que el código debía servir para «disciplinar a los malos y evitar que el fuerte oprima al débil».
La economía
La base de la economía era la agricultura. El rey se encargaba de construir y mantener los canales de riego para aumentar la extensión de la zona fértil. Los impuestos se pagaban con los productos de la tierra. También desarrollaron la ganadería criando cabras, vacas, asnos, caballos y ovejas. La metalurgia estaba muy desarrollada y se han conservado hasta hoy obras de arte y utensilios de oro, plata, cobre, estaño y plomo. El comercio era muy intenso incluso con otras regiones lejanas como la India y el Cáucaso.
Más datos
Los babilonios construyeron templos escalonados llamados Zigurat. No eran tan altos como las pirámides pero llegaban a medir unos 70 metros. El zigurat era el templo y, por lo tanto, el centro de la vida política, social, cultural y comercial de Babilonia.
El código de Hammurabi le reconocía a la mujer los mismos derechos que al hombre y aceptaba el divorcio.
Los babilonios fueron uno de los primeros pueblos en usar metales preciosos, sobre todo oro y plata, como medio de pago con aquellas regiones que, por producir los mismos productos que ellos, no aceptaban el trueque. Éste constituye el origen de la moneda.
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