influencia de estados unidos en la región del Cáucaso
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
A duras penas puede exagerarse el relieve geoeconómico y geoestratégico del
Cáucaso. La región, ubicada en la proximidad de lo que convencionalmente se
entiende que es el Oriente Próximo, ofrece una atalaya privilegiada para controlar lo que ocurre en una parte del planeta en la que se dan cita Europa, Asia
y África. No sólo eso: se halla muy cerca de riquezas ingentes en materias primas energéticas, como las que atesoran el golfo Pérsico y, más aún, la cuenca
del mar Caspio. De resultas de las disputas correspondientes, el trazado de
conductos de transporte, viejos y nuevos, es una fuente permanente de controversia entre los países de la región. Para rematar, y si así se quiere, en el
Cáucaso se manifiestan algunos de los signos de ese choque de civilizaciones
que el pensamiento conservador norteamericano interesadamente identifica
en la forma, en este caso, de una confrontación entre cristianos y musulmanes.
En un escenario como el descrito, no puede sorprender que los conflictos
hayan sido frecuentes. Desde la desintegración de la URSS han afectado, en
los hechos, a todos los Estados caucasianos. Así, mientras Armenia y
Azerbaiyán se han disputado el enclave de Nagorni-Karabaj –mayoritariamente poblado por armenios aunque formalmente emplazado en
Azerbaiyán–, Georgia ha sido un foco de tensiones que, tras afectar de manera liviana, hace años, a una parte de su territorio, Adyaria, han marcado de
manera mucho más notable el derrotero de otras dos repúblicas: Osetia del
Sur y Abjazia. En Rusia, en suma, se han hecho valer dos sangrientos conflictos bélicos en Chechenia, que en 1991 decidió seguir el camino de la secesión. Por no faltar, no han faltado tampoco las tensiones en varias de las repúblicas del Cáucaso septentrional, también ubicadas en Rusia. Teatro de esas
tensiones, de mayor o menor intensidad, han sido Daguestán, Ingushetia,
Kabardino-Balkaria y Osetia del Norte. Por cierto que en esta trama las dos
Osetias, mayoritariamente cristianas, se han desgajado desde mucho tiempo
atrás de territorios colindantes con mayoría de población musulmana.