importancia del país marruecos
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El Reino de Marruecos, enclavado en una importante posición geoestratégica del Magreb, en el norte de África, mantiene un protagonismo subregional africano, Mediterráneo, Atlántico e internacional de singular desempeño, que a veces suele pasar inadvertido pero que resulta además muy activo debido a sus alianzas y compromisos, principalmente como colaborador de intereses franco-estadounidenses, de la UE, las monarquías del Golfo y la OTAN, entre otros.
Su privilegiada posición junto al estrecho de Gibraltar y Europa, a la salida del mar Mediterráneo, con extensas costas en el mar Atlántico frente a las islas Canarias, protector de dos grandes gasoductos procedentes de Argelia que se hunden en la cuenca mediterránea y que alimentan de energía a España y al resto de Europa, integran en gran medida la importancia que confieren las naciones occidentales y europeas encabezadas por EE.UU. a esta nación magrebí y africana.
Se tiende a brindar escasa atención estratégica a esa nación, salvo en lo que respecta a su diferendo subregional con Argelia y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), originado por sus sempiternas pretensiones expansionistas, activada ahora en torno al conflicto del Sahara Occidental, territorio que invadió arbitrariamente, sustituyendo al colonialismo español.
Marruecos tuvo un proceso emancipador sui generis al que siguió un nacionalismo abarcador que suele acarrearle antagonismos con los países vecinos. Esto constituye otra de las características de la política de ampliación territorial de los distintos períodos gubernativos que se han instalado en la conciencia social de las dirigencias marroquíes y que han sido inculcadas a la población. Los períodos que siguieron fueron conformando el diseño e instalación de un modelo de monarquía autoritaria y manipuladora que se ha ido perfeccionando de acuerdo a determinados intereses foráneos y nacionales.
Tanto interna como externamente la población marroquí acumula experiencias que han sensibilizado a la sociedad, sobre todo a la población más necesitada y a políticos o líderes sociales que se han enfrentado a la monarquía. Se denomina este período triste y convulso, donde tuvieron lugar los hechos, los años de plomo, el cual transcurrió entre 1960 y 1999 bajo el reinado de Hassan II, padre del actual monarca Mohamed VI. Fue un segmento relativamente reciente del siglo pasado en la historia del país, caracterizado por la supresión de las garantías del Estado de Derecho y la represión gubernamental contra los opositores o elementos señalados como potencialmente peligrosos o nocivos para el orden político dominante, que se caracterizó por sus altas y bajas mediante el uso de la fuerza en sus más variadas formas.
Podría catalogarse a Marruecos como una monarquía constitucional en que el Rey Hassan VI tiene amplios poderes ejecutivos que le permiten disolver tanto al gobierno como al parlamento, otorgando también al monarca la condición de jefe de las fuerzas armadas. En el plano religioso el Rey es la máxima autoridad musulmana del país y el comendador de todos los creyentes.
Es notoria la influencia, actividad religiosa, político-cultural, económica, militar y de seguridad que Marruecos desarrolla y ejerce desde el pasado siglo hacia algunos países africanos al sur del Sahara, sobre todo en África Occidental, brindando respaldo a las actividades y a las políticas de sus aliados en esa subregión. Es la nación árabe situada más al oeste del continente y hacia la cual las potencias occidentales profesan una especial atención y tolerancia extrema pese a su estilo de gobierno y organización del poder, a la que los medios califican como una oligarquía con amplios poderes y absolutismo real sobre base religiosa en que prevalecen importantes cabildeos a nivel monárquico.
El reino alauita cuenta con uno de los ejércitos más poderosos y modernos de la subregión, que acumula experiencias bélicas debido a su enfrentamiento con el Frente Polisario durante más de diez años. Además, centenares de oficiales y soldados marroquíes han integrado las denominadas fuerzas de «ayuda humanitaria» de países capitalistas en el exterior, especialmente en África subsahariana, habiendo participado también en las operaciones militares de Bosnia y Kosovo, así como en la Primera Guerra del Golfo.
Mantiene estrechas relaciones de cooperación militar y estratégica con Estados Unidos, Francia, España, Arabia Saudita e Israel, país este último al que facilita enlaces con otras naciones, principalmente musulmanas. Israel fue el principal encargado de restaurar, modernizar y habilitar tecnológicamente los seis extensos muros kilométricos y las trincheras que construyó Marruecos en torno al Sahara Occidental durante los años de combate con las tropas del Frente Polisario.