Imagina el mundo a los ansestros nomadas escribe un poema sobre lo que debieron sentir los pueblos errantes
krissttelavila:
Pero donde esta la respuesta
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Es esto:
caminar sin rumbo hacia el olvido,
sortear las tumbas del deseo
y del fracaso,
compartir la incertidumbre
con las tribus hermanas
oliendo el aire y sus serpientes
lo mismo que una loba.
Nada más solitario que el hombre
y su condición de hombre
fugaz y trashumante
que pasa las tardes mirando las veletas.
Nada más solo
que un poblador del desierto
necesitado y áspero.
Observa, y no lo pienses,
cómo te excluyen los planetas.
Van llegando al estanque las últimas palomas
mientras tiendes los brazos a la noche
en atávico rito de estrellas incipientes.
Mas ya nada te salva.
No hay más remedio, tú eliges:
Nietzsche, el alcohol, la demencia, el suicidio.
Lee todo en: La soledad del nómada - Poemas de Juan José Vélez Otero
caminar sin rumbo hacia el olvido,
sortear las tumbas del deseo
y del fracaso,
compartir la incertidumbre
con las tribus hermanas
oliendo el aire y sus serpientes
lo mismo que una loba.
Nada más solitario que el hombre
y su condición de hombre
fugaz y trashumante
que pasa las tardes mirando las veletas.
Nada más solo
que un poblador del desierto
necesitado y áspero.
Observa, y no lo pienses,
cómo te excluyen los planetas.
Van llegando al estanque las últimas palomas
mientras tiendes los brazos a la noche
en atávico rito de estrellas incipientes.
Mas ya nada te salva.
No hay más remedio, tú eliges:
Nietzsche, el alcohol, la demencia, el suicidio.
Lee todo en: La soledad del nómada - Poemas de Juan José Vélez Otero
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ayudas
espero te ayude y que me des una corona o 5 estrellas
poema:
caminar sin rumbo hacia el olvido,
sortear las tumbas del deseo
y del fracaso,
compartir la incertidumbre
con las tribus hermanas
oliendo el aire y sus serpientes
lo mismo que una loba.
Nada más solitario que el hombre
y su condición de hombre
fugaz y trashumante
que pasa las tardes mirando las veletas.
Nada más solo
que un poblador del desierto
necesitado y áspero.
Observa, y no lo pienses,
cómo te excluyen los planetas.
Van llegando al estanque las últimas palomas
mientras tiendes los brazos a la noche
en atávico rito de estrellas incipientes.
Mas ya nada te salva.
No hay más remedio, tú eliges:
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