Identifica y extrae las palabras sinónimas y antonimas del texto seamos malos y la vida es un sueño
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
bueno yo no éter minado pero cuando termine lo paso
Explicación:
busquen aplicación para identificar palabras antónimas y sinónimas
—Dicen quen Honduras abunda la plata.
—Sí, tata, y por ái no conocen el fonógrafo,
dicen...
—Apurá el paso, vos; ende que salimos de Metapán
tres choya. —¡Ah!, es quel cincho me viene jodiendo el lomo.
—Apechálo, no siás bruto.
Apiaban para sestear bajo los pinos chiflantes y
odoríferos. Calentaban café con ocote. En el bosque de zunzas, las
taltuzas comían sentaditas, en un silencio nervioso. Iban llegando
al Chamelecón salvaje. Por dos veces bían visto el rastro de la
culebra carretía, angostito como fuella de pial. Al sesteyo,
mientras masticaban las tortillas y el queso de Santa Rosa, ponían
un fostró. Tres días estuvieron andando en lodo, atascados hasta la
rodilla. El chico lloraba, el tata maldecía y se reiba sus
ratos.
El cura de Santa Rosa había aconsejado a Goyo no
dormir en las galeras, porque las pandillas de ladrones rondaban
siempre en busca de pasantes. Por eso, al crepúsculo, Goyo y su
hijo se internaban en la montaña; limpiaban un puestecito al pie
diún palo y pasaban allí la noche, oyendo cantar los chiquirines,
oyendo zumbar los zancudos culuazul, enormes como arañas, y sin
atreverse a resollar, temblando de frío y de miedo.
—¡Tata: brán tamagases?...
—Nóijo, yo ixaminé el tronco cuando anochecía y no
tiene cuevas. —Si juma, jume bajo el sombrero, tata. Si miran la
brasa, nos hallan. —Sí, hombre, tate tranquilo. Dormite.
—Es que currucado no me puedo dormir luego.
—Estiráte, pué...
—No puedo, tata, mucho yelo...
—¡A la puerca, con vos! Cuchuyate contra yo,
pué...
Salarrué
La vida es sueño
(fragmento) —¡Ay mísero de mí, y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí
contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he
cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues
el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos –dejando a una parte, cielos, el delito
del nacer–, ¿qué más os pude ofender, para castigarme más? ¿No
nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios
tuvieron que no yo gocé jamás? Nace el ave, y con las galas que le
dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad
del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos
libertad?
Pedro Calderón de la Barca