ideas para promover la correcta formación de la conciencia moral
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El desarrollo humano depende fundamentalmente de las ideas, valores, prácticas, relaciones e instituciones comunitarias y sociales en las que crece la persona, la escuela incluida. Las ideas y valores (la cultura) de la comunidad funcionan como expectativas que la persona debe aprender, es decir interiorizar por medio de la interacción social. Las expectativas sociales se convierten en necesidades, intereses y capacidades que nos definen como seres humanos. El principio de la esperanza en el que nos hemos formado nos dice que aunque el ser humano está condicionado por su ambiente socio-cultural, puede mediante su pensamiento y acción entender, criticar y transformar su relación con dicho ambiente y con ello a sí mismo y a su ambiente.
Iniciamos una nueva centuria en medio de profundas transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales. La situación de crisis de valores que afecta a nuestra sociedades y que toca de cerca a nuestros niños y jóvenes , en muchas ocasiones tiene por consecuencia el desarrollo de actitudes y comportamientos alejados de valores morales, éticos y cívicos tradicionalmente tenidos en alta estima por nuestros pueblos.
La delincuencia, la agresión y la violencia, el uso de drogas, alcohol, tabaco,los estilos de vida egocéntricos, y consumistas, indiferentes a las necesidades profundas de sí mismo, de los otros y a las normas de sana convivencia social, son testimonio de esta situación de crisis.
Tanto la situación histórica como nuestros principios éticos, cívicos y religiosos nos obligan a promover la formación de personas y ciudadanos con nuevas capacidades y sensibilidades éticas y cívicas. La UNESCO ha dicho en este mismo sentido que los cuatro aprendizajes fundamentales para el siglo XXI serán aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser. Estas necesidades educativas de nuestro tiempo no se satisfacen con meros conocimiento y destrezas específicos; se trata más bien de fomentar el desarrollo de nuevas mentalidades; de nuevas estructuras conceptuales; de nuevas actitudes y sensibilidades; de nuevas habilidades generales o competencias humanas.
Vivimos un momento en la historia en que nuestros pueblos reconocen la necesidad de comenzar a entender y atender, en forma reflexiva, creativa y crítica, en nuestras familias, vecindarios y escuela, el proceso de desarrollo humano y, dentro de ello, el aspecto del desarrollo moral. La escuela tiene que dejar de ser mero centro de distribución de información y desarrollo de destrezas técnicas; debe transformarse en un espacio en el que se promueva en forma deliberada y coherente el desarrollo integral de los estudiantes en sus múltiples dimensiones.