Ideas de microrelatos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Consejos para escribir un microrrelato
1. NO CONFUNDAS BREVE CON CORTO
«Es un género breve, no corto. Lo corto termina antes de tiempo; algo que queda corto es que realmente no nos ha satisfecho. Sin embargo, lo breve calla justo a tiempo. (…) Cuando leo un microrrelato, cuanto más largo sea el tiempo que me deja después pensando, reflexionando la historia, mejor es. (…) Se lee rápido, pero se digiere bastante lento. (…) No tiene la misma lectura que la novela», explicó Bárbara Blasco y, en la misma línea, dijo Vicente Marco: «No es lo que estás leyendo en ese momento, sino todo lo que sugiere y provoca después».
2. EVITA EL CHISTE FÁCIL
Para escribir un buen microrrelato es fundamental entender el género. Está bastante extendida la creencia de que los microrrelatos son simplemente unas cuantas frases ingeniosas que tienden al chiste. Por eso mismo, no se le da todo el valor que este género literario merece. Un buen microrrelato tiene que contar una historia, aunque de una forma muy particular, como veremos a continuación. Como dijo Bárbara Blasco, «tiene cosas de poesía, (…) tiene cosas de la narrativa y (…) del aforismo». Cada microrrelato tenderá más a una u otra forma de contar, pero siempre habrá una historia, no solo la descripción de una escena o una sensación; ese es el reto. Recuerda: que sea «micro» no quiere decir que deje de ser «relato».
3. JUEGA CON EL SIMBOLISMO
En unas pocas líneas hay que decir mucho, de ahí que cada palabra cuente. Barbara Blasco lo explicó así: «Cuando se escribe lo que se escribe, la palabra deja de tener un significado vulgar, el coloquial que suele tener, y adquiere ese significado simbólico. (…) Una mesa ya no es una mesa. Tiene un carácter simbólico. Esta cerveza que me estoy bebiendo tampoco es una cerveza, por si alguien no se había dado cuenta… (Risas) Pero dice muchas cosas. Si en un microrrelato la escritora se estaba bebiendo una cerveza, sería muy simbólico. (…) Todo adquiere un simbolismo en el micro y por eso el trabajo con el lenguaje es tan importante».
Vicente Marco añadió: «… algo que tú lo lees y te parece una cosa. Lo lees otra vez y te parece otra. Eso es lo que caracteriza al arte en general».
Y eso es lo que hace bueno a un microrrelato. Por eso, hay que jugar con el simbolismo de cada palabra, cada frase. Cuantas más lecturas tenga esa misma historia, mayor poso dejará en el lector.
4. LA ELIPSIS ES TU ALIADA
En el microrrelato no hay espacio para entrar en explicaciones. Por eso, se recomienda que la historia empiece en mitad de la acción y que sea labor del lector imaginar qué pasó antes. Vicente Marco aludió al maestro de la elipsis para hablar de los microrrelatos: «Siguiendo la metáfora del iceberg de Hemingway, lo que se ve es la pequeña puntita, pero todo lo grande está debajo». A lo que Bárbara Blasco añadió: «Lo que más me interesa del microrrelato es lo que no dice. La elipsis es el arte supremo de la literatura. Cada lector, a su manera, pondrá ese algo que el autor no ha puesto. Así, el lector está mucho más implicado. El juego que establece el autor es que yo, como lectora, tenga que completar, seguir ese relato en mi imaginación».
Juega a sugerir más que a contar, el lector activo estará encantado de entrar en el juego. Posiblemente, te sorprendan las interpretaciones que dé a tu texto.
5. NO LE DES UN FINAL CERRADO
«Todo microcuento empieza entre comillas y acaba en puntos suspensivos. No se puede cerrar con una certeza ni en el microrrelato ni, creo, en la vida. Hay que vivir en duda permanente». Esta frase de Bárbara Blasco me encantó e ilustra muy bien cómo el microrrelato debe quedar abierto de alguna manera. Lo interesante es que el lector le dé el final y la interpretación que quiera.
Explicación:
Respuesta:
Te he puesto dos:
1- No puedo escapar de esta vieja casa. Lo he intentado una y otra vez, pero la niebla me lo impide. Es tan densa que es imposible deambular allá afuera sin perderse. Parece como si la casa fuera lo único que existe. No sé cómo llegué aquí, ni a quién pertenece. Si sólo pudiera recordar… pero por más que me esfuerzo no lo consigo. De vez en cuando vienen extraños a la casa. No los conozco de nada. Unas veces me escondo; otras, intento hablar con ellos, pero huyen despavoridos. Es entonces cuando me doy cuenta de que estoy muerto.
2- No me aguantaba, abrí la puerta, subí la tapa, cogí el papel, me senté e hice mis necesidades.
Cuando me levanté oí un sonido extraño.
Como un viento, en ese momento… me entro un frio. Me gire para cerrar la tapa del vàter i para tirar de la cadena. Al tirar, la cadena, se formó un remolino. Cada vez hacía más frío. Dentro del remolino había un niño disfrazado de payaso, Me sonaba mucho ese disfraz y al poco tiempo recordé que yo iba disfrazado de payaso con mis amigos.
Pensé que podía ser izan, mi mejor amigo pelirrojo. Le pregunté para ver si era él. Me respondió, que sí era el.
Y yo le dije:
-porque entraste a mi casa? y continúe hablando...
Izan para de hacerme preguntas, le dije. ¿Y seguí preguntando cómo había entrado en mi casa y ¿como había hecho el viento? ¿Y los efectos?
Izan me respondió, un mago nunca revela sus secretos.