Holaa!!!
me ayudarían,necesito dos textos de cuentos,de cualquier tema...doy 5 ⭐⭐⭐⭐⭐
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Juan y la ciudad
Cuando Juan terminó la primaria estaba deseoso de ir a la ciudad. “El trabajo del campo no es para mi, yo estoy destinado a algo mucho mejor” decía. Así que un buen día hizo su maleta y partío rumbo a la gran urbe, no sin antes pedirle a su madre que le diera su bendición y le prometió regresar pronto con el dinero suficiente para que ni ella ni su padre tuvieran que seguir trabajando la tierra.
-El trabajar la tierra es el mejor trabajo del mundo, aunque es mal pagado, el obtener de la naturaleza los alimentos es algo muy noble, no sé por qué te avergüenzas de eso. – decía su padre al tiempo que también le daba la bendición y algunos centavos y su madre algo de comer para el camino.
Juan tomó el camión que lo llevaría a la gran ciudad, la cual estaba a un par de horas de su pueblo.
Al llegar a la ciudad bajó del camión y se encaminó a la salida, vio con asombro lo grande de los edificios y las grandes multitudes de carros y personas que estaban a la vista, “En mi pueblo hay muchísimas menos personas de las que hay en esta terminal” pensó para si. En ese momento una persona se acerco a él para pediré un favor.
-Disculpe joven, soy nuevo aquí, voy llegando de mi pueblo ¿Podría decirme cómo llego al centro de la ciudad? – Le pregunto el señor a Juan, quien encogiendo los hombros le contestó.
-Lo siento, igual voy llegando y no sabría decirle.
Mientras esto sucedía un muchacho se acercaba por atrás y tomaba las cosas de Juan, quien las había puesto en el piso. Al ver que el muchacho ya se encontraba perdido de vista el señor agradeció a Juan y se retiró velozmente.
Al darse cuenta Juan de que sus cosas habían desaparecido decidió en ese momento regresar a su pueblo, estaba espantado de la gran ciudad y sólo deseaba regresar a la protección de su casa y a la tranquilidad de trabajar en el campo.
2# texto
La voz de Braulio
Si Braulio hubiera sabido que su padre no hablaba en serio, posiblemente no habría actuado como lo hizo. Pero en cuanto lo oyó decir ‘tengo unas ganas muy fuertes de matarte’ el chico cogió el cuchillo que estaba apoyado sobre la mesa y lo hundió sin pensarlo en el fofo estómago de su padre. No quería morir y estaba dispuesto a hacer lo que fuera por impedirlo.
El cuchillo atravesó una dura corteza y se fue hundiendo cada vez más. Fue una cuestión de segundos, pero para Braulio duro lo que tardan las experiencias intensas en desvanecerse. El arma patinaba entre el cuerpo de su padre y se abría camino por esa mole que era su cuerpo.
Braulio se quedó paralizado, mirando cómo la sangre corría y corría y su padre lo miraba. Primero su mirada mostraba sorpresa pero, a medida que pasaban los minutos (o segundos), sus ojos se iban volviendo más y más bobos; tanto, que en un momento dado se pusieron grises, como llenos de agua. Y Braulio se quedó mirándolo, mudo para siempre.
Cuando llegó su madre, el niño se hallaba sentado junto al cuerpo de su padre que yacía retorcido entre un charco de sangre. El piso de la cocina era un verdadero estropicio. ‘¿Qué has hecho, Braulio?’ le preguntó con una angustia lacerante subiendo del pico de su estómago. El niño no respondió. Por mucho que intentaron (ella y todos los que vinieron después) hacerle hablar, Braulio no dijo nada.
Después de ese suceso, Braulio estuvo internado en diversas instituciones donde intentaron ayudarle; pero nadie puede ayudarte a olvidar y nadie te devuelve lo que has perdido. Así que salió como había entrado, con la mirada perdida, con la imagen de los ojos bobos de su padre bordados de sangre e incapaz de proferir una sola palabra.
Han pasado veinte años, ahora Braulio escribe porque es la única forma de asir las palabras. Escribe cuentos para niños en los que usa con determinación cada término e intenta ser claro; sabe que las palabras son importantes y que no pueden utilizarse a la ligera. No volvió a hablar, pero su escritura tiene una voz intensa y luminosa.
Explicación: ojala te sirvan!!!