hola tienes en la cabeza una historia de miedo, que sea inventada por favor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La señora de los besitos.
"Cuando tenía 4 ó 5 años en un baño de mi casa veía a una señora, "la señora de los besitos", y le platicaba a mis papás de ella. Mi mamá pensaba que era una historia que me contaba mi papá y viceversa, hasta que se les ocurrió preguntar uno al otro qué onda con ese cuento, sólo para orinarse de miedo al enterarse que no era invento de ninguno de ellos. Por cierto, cuando llegaron a esa casa mi mamá se sacó de onda porque atrás de TODAS las puertas de la casa había una postal católica o un crucifijo. La "señora de los besitos" tenía el cabello largo y oscuro y usaba un vestido largo, afortunadamente no me acuerdo de ella pero ese baño siempre me dio pánico y la casa en general era rarísima, siempre pasaban cosas muy extrañas."
Otro usuario le preguntó a Sebastián "¿por qué la llamaban "la señora de los besitos"? A lo que él contesto: "Mi mamá dice que cuando me preguntó le dije, como si fuera obvio, "pues porque da besitos..."
Explicación:
la excursión
El primer cuento que vamos a conocer se titula “La excursión” y habla acerca de una excursión escolar en la que iba Daniel, un estudiante bastante inquieto que se sentía molesto porque no era el sitio al que quería ir. Él habría preferido la playa, pero en su lugar, estaba en un bus camino a un pueblo sin mucho que ofrecer. El camino a este pueblo era pedregoso y todos saltaban al son del autobús.Daniel estaba mareado de tantas horas de recorrido pero después de tanto rodar, al fin divisaron la entrada al pueblo. “Bienvenidos” fue la primera frase que se encontraron en un letrero estropeado que colgaba en uno de los lados de un viejo arco que parecía a punto de caer. En ese instante Daniel sintió mucho miedo y escalofríos solo al entrar por la lúgubre del panorama.
El estudiante observó una larga calle que lucía solitaria y bordeada por casas en completo abandono en las que sólo se distinguía una línea horizontal roja a mitad de las paredes. El escenario era parecido al de una película en blanco y negro porque nada allí tenía color, excepto la línea que atravesaba las paredes. El bus se paró frente a lo que parecía haber sido una plaza central en algún momento.
Según comentaron los guías de la excursión, ese lugar se trataba de las ruinas de una antigua zona industrial. De hecho, después de la calle de la entrada, se divisaban ruinas de edificios. Una de esas torres llamó mucho la atención de Daniel porque parecía la más vieja del lugar y sin embargo se podía una luz intermitente a través de una de sus ventanas.
Todos los integrantes de la excursión se trasladaron a la antigua iglesia del pueblo, sin embargo, Daniel se separó del grupo para inspeccionar el edificio y descubrir el origen de aquella luz que llamaba su atención. Entró en un laberinto de pasillos y escaleras. Era un lugar caracterizado por el sucio, maloliente y oscuro, pero a Daniel le ganaba la curiosidad.
Esa curiosidad fue precisamente la que llevó a Daniel a alcanzar la habitación de la que salía la luz, casi en el último piso del edificio. Observó una puerta entreabierta, desde allí veía el reflejo de la luz pero ahora también escuchaba un tic tac como de reloj. Daniel pensó que había algo o alguien dentro de ese lugar y sintió en su cuello un soplo extraño, como si alguien intentara susurrarle algo a su oído.
Con mucho miedo pero armándose de valor, Daniel decidió abrir la puerta. No había nada. Dio unos pasos más al interior del cuarto y en ese momento la puerta se cerró. A partir de allí todo cambió. En la ventana había un niño asomado gritando y pidiendo ayuda y en un rincón había un hombre que se reía a carcajadas mientras la lámpara del cuarto se prendía y apagaba constantemente.
Cuando la luz estaba encendida era cuando se veía el reloj cucú que colgaba de la pared y cuyas agujas se había detenido. También era ese instante de luz el que dejaba ver el rostro del hombre, con unos dientes amarillos y enormes garras en sus manos. Pies descalzos y harapiento atuendo. Daniel comenzó a sentir que le faltaba la respiración e intentó gritar del susto pero su voz le salió.