hola por favor me ayudan con algo me dan el 3 capitulo de por todos los dioses por favor tengo que haser eso o si no paso español :(
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
—Eres avispado y curioso, muchacho, ya lo vengo notando.
Te gusta la claridad de ideas. Por eso, vamos a comenzar por el principio, precisamente para que no ocurra en tu cabeza lo que ocurrió al comienzo del mundo, en que únicamente reinaba el caos, es decir, la confusión y el desorden.
Del caos surgieron el Cielo y la Tierra, los hombres y todas las cosas del universo, y los dioses del Olimpo se encargaron de velar por ellas.
Y el padre y señor de todos los dioses, el cabeza de familia del Olimpo, por así decirlo, era el gran Zeus o Júpiter Tenante.
—Alto ahí, maestro, ¿o el uno o el otro?
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que si el padre de los dioses era Zeus o era Júpiter.
—Ay, perdóname, muchacho, tienes razón, tenía que haber comenzado por acla- rarte también esto: Zeus y Júpiter son solo dios. Sí, una única divinidad pero nom- brada de dos formas diferentes. Zeus es el nombre que le dábamos nosotros, los griegos, y Júpiter es el que le otorgaron después j los romanos.
—Claro, entonces de ahí viene la expresión «¡Por Júpiter!», similar a la que tú empleas invocando a Zeus.
—Justo. Pero vamos a dejar una cosa bien sentada desde el comienzo: los nombres auténticos de los dioses son los nuestros, los de la mitología griega. La mitología romana es una copia servil de la nuestra, y en lo único que se molestaron los cesares, sacerdotes y senadores romanos fue en cambiar los nombres a los dioses para que el plagio no resultara tan palpable. ¡En eso estriba toda su originalidad, ya ves tú!
Pero ocurrió luego una cosa: como ellos fueron unos guerreros empedernidos y conquistaron medio mundo, impusieron su religión y sus dioses —que, en realidad, eran los nuestros— a los vencidos, y de ahí que los nombres de las divinidades romanas resulten más conocidos y familiares en la historia que los nombres auténticos de las divinidades helénicas.
¿Te acuerdas que al hablarte del palacio del Olimpo te conté que había sido labrado por Hefesto o Vulcano? Hefesto es el nombre griego, Vulcano, el que los romanos le dieron al mismo dios. Y lo cierto es que Vulcano se ha quedado para la posteridad; hasta el propio pintor Velázquez, cuando lo representa trabajando el metal en su forja, titula el lienzo «La fragua de Vulcano».
¡Gajes de la historia! Se apropian de nuestros dioses, les cambian de nombre para que no se note el hurto, y luego son estos nombres los que perduran. Pero, tampoco vamos a hacer de esta nimiedad una cuestión de vida o muerte, ¿no te parece? Zeus o Júpiter, Júpiter o Zeus, el padre de los dioses siempre será el padre de los dioses, y toda la familia olímpica lo reconocerá como tal sin disputarle jamás la primacía.
Zeus está en el más alto trono del Olimpo, y a sus pies están los tronos de los demás dioses. ¡Que son legión en la mitología clásica, muchacho, legión! «No hay hombre en el mundo», decía Hesíodo, otro poeta épico como yo, «que sea capaz de recordarlos todos».
Había dioses para personificar todas las virtudes y todos los vicios, cada fenómeno de la Tierra y del Cielo, cada arte y cada profesión. Las grandes ciudades y las pequeñas aldeas tenían, también, su dios o diosa protectores.
Pero toda esta pléyade de divinidades estaban debidamente jerarquizadas en grupos o categorías:
Primero, los grandes dioses o dioses superiores, en número de veintidós, de los cuales doce formaban la corte olímpica o celeste y tenían voz y voto en las deliberaciones.
Los seguían los dioses inferiores, que eran los protectores específicos de los campos, de las familias, de las ciudades, así como las divinidades domésticas y las alegóricas, entre otras muchas.
Finalmente, y ya sin derecho a morar en el Olimpo a no ser que el Consejo de los doce grandes lo permitiese, estaban los semi-dioses o héroes, como lo fue el desdichado Tántalo. Se denominaba así a aquellos hombres nacidos de la unión de un dios con una mujer mortal o bien de un mortal con una diosa. A lo largo de esta historia irán saliendo nuevas aventuras de famosos héroes mitológicos. ¡Que son tantos o más que la pléyade de los dioses, figúrate!
—Pero siempre Zeus o Júpiter rigiendo toda esta larga y complicada familia, ¿no es eso?
—Exactamente. Y, sin embargo, fíjate qué detalle más curioso. No es él el primero de los dioses, cronológicamente hablando.
—Ah, ¿no?
—No. Te contaré brevemente su origen y cómo consiguió implantar su señorío único e incuestionable en la cima del Olimpo.
Creo haberte dicho que al principio....
—...como si fueran simples mortales quieres decir, ¿no es eso?
Tan sólo el amor materno, como habrás podido comprobar, puede más y vence a los hados y al destino.