Hola necesito un mito inventado de la creación del universo que tenga un dios que sea real, pero no tan
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La encontre de Internet
En una gran extensión de tierra, llena de lagunas, vivían Ráquira (o Iraca) y su sobrino Ramiriquí. Su imperio estaba caracterizado por su riqueza natural: árboles en las riberas de los ríos y de las lagunas de Hunza, Tinjacá, Guatavita e Iguaque, entre otras, limitados solo por las verdes montañas que protegían los bosques y las aguas.
Solo el tío y su sobrino habitaban ese territorio, pero un día decidieron hacer cuerpos humanos. Uno tomó barro y modeló el cuerpo de un hombre, el otro tomó juncos e hizo el cuerpo de una mujer. Entusiasmados por su creación, dedicaron varias horas a la elaboración de nuevos cuerpos. Cuando hubo bastantes les dieron vida y así poblaron el imperio.
A pesar de la compañía, Ráquira y Ramiriquí no estaban contentos, pues vivían en un mundo de tinieblas. Se imaginaban luz, pues pensaban que lo contrario a la oscuridad podría ser mejor, y discutieron largamente sobre la forma tenerla, pero ninguno poseía los conocimientos necesarios para lograrlo.
Mucho tiempo después Ramiriquí decidió ir a buscar luz arriba, hacia donde dirigía la mirada. Avanzó en línea recta y cada vez ascendía más. Logró subir más allá de la mirada de su tío y finalmente se convirtió en una inmensa y fuerte luz, tanto que permitía ver todo el imperio chibcha. Su luz permitió admirar las lagunas, el efecto del viento y las madrigueras de animales, asustados con el mundo que ahora veían. Los hombres, por el contrario, se alegraron mucho y admiraron todo lo que los rodeaba.
La alegría duró poco pues Ramiriquí se alejó y volvió la oscuridad y todos aprendieron que era de noche. Horas después apareció Ramiriquí nuevamente, con más fuerza y calor. Todos entendieron que eran el día y la noche. Ráquira reflexionaba pues debían ver de noche como lo hacían de día. Decidió, como su sobrino, ascender hacia el espacio, al caer la tarde. Cuando estaba inmerso en la oscuridad ocurrió lo inesperado: Iraca daba destellos de luz blanca, distinta a la luz amarilla que emitía su sobrino. Esta luz no era enceguecedora, pero sí permitía iluminar la noche.
Descubre Conexión Vital. Cada mes publicaremos un nuevo mito cosmogónico colombiano con su respectiva ilustración. Marzo 2014: Mito de La creación de los humanos, el sol y la luna
OTRA
África es el continente en el que todo inició. De ahí la humanidad decidió salir y explorar el resto del mundo, pero durante mucho tiempo fue todo lo que conoció. Una de las más importantes sociedades antiguas fue la egipcia y aunque existen muchos mitos de la creación, todos tienen elementos en común, este es un resumen de uno de los mitos más aceptados:
“En el principio sólo existía un océano infinito, Nun, que contenía todos los elementos del Universo. No existían ni el Cielo ni la Tierra, y los hombres aún no habían nacido. No había vida ni muerte. El espíritu del mundo se hallaba disperso en el caos, hasta que tomando conciencia se llamó a sí mismo; así nació el dios Ra.
Ra estaba solo; creó de su aliento al aire, Shu, y de su saliva a la humedad, Tefnut, y los mandó a vivir al otro lado de Nun. Después hizo emerger una isla donde poder descansar; la llamó Egipto. Y como surgíó de las aguas, viviría gracias al agua; así nació el Nilo.
Ra fue creando a las plantas y los animales a partir de Nun. Entretanto, Shu y Tefnut tuvieron dos hijos, a los que llamaron Geb (Tierra) y Nut (Cielo). Geb y Nut se casaron; así, el cielo yacía sobre la tierra, copulando con ella. Shu, celoso, los maldijo y los separó sosteniendo al cielo sobre su cabeza, y sujetando a la tierra con sus pies; aún así, no pudo evitar que Nut tuviera hijas, las estrellas.
Ra había enviado a uno de sus ojos a buscar a Shu y Tefnut. Pero cuando regresó, otro ojo había ocupado su lugar. El primer ojo comenzó a llorar, hasta que Ra lo colocó en su frente, creando así al Sol. De las lágrimas del primer ojo nacieron los hombres y las mujeres, que habitaron en Egipto. Y todas las mañanas, Ra recorría el cielo el cielo en una barca que flotaba sobre Nun, transportando así al Sol. Cada noche, Nut se lo tragaba, y Ra continuaba su viaje por el Infierno; si lo atravesaba, volvía a nacer de Nut, dando origen a un nuevo día”.
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