Hola me ayudan? tengo que realizar un resumen (redacción) con los elementos centrales del género dramático.
El cepillo de dientes
ÉL: ¡No, no entres al dormitorio, Antonia!
ANTONIA: Bueno, ¿por qué?
ÉL: Es que todo está desordenado allá dentro. Hay cosas tiradas: mi ropa sucia, mi mujer..., tú sabes, lo de todos los días.
ANTONIA: Bueno, pero ese es mi trabajo, ¿no es cierto?
ÉL: ¡Te lo prohíbo, Antonia!
ANTONIA: Ah, voy a pensar que oculta algo, ah.
ÉL: ¿Y cómo lo adivinaste?
ANTONIA: ¿Qué?...
ÉL: Es verdad. Oculto algo y tengo que decírtelo. Ven, siéntate aquí.
ANTONIA: ¡Bueno lárguelo de una buena vez! ¿Otro cuento? ¡No!... Iré yo misma a enterarme.
ÉL: (En un grito). ¡Antonia, escúchame! (Antonia, antes de entrar al dormitorio, se vuelve hacia ÉL).
ANTONIA: ¿Qué?
ÉL: Es que yo... yo...
ANTONIA: Bueno, ¿usted qué?
ÉL: Yo, yo ya no soy el mismo de antes, desde hace media hora que lo sé.
ANTONIA: Ah, no entiendo.
ÉL: Pero si te lo he explicado en forma delicada durante todo este rato y te niegas a comprenderlo... ¿cómo puedes ser tan tonta?
ANTONIA: Pero... ¿darme cuenta de qué? (Pausa conmovida por Él).
ÉL: (Sin poder contenerse). ¡Voy a ser madre!
ANTONIA: ¿Qué dijo?
ÉL: Que voy a tener un niño, sí.
ANTONIA: Sí, ay niño, no, no, ¡No puede ser!
ÉL: Sí. Un niño que es fruto de tu irresponsabilidad y egoísmo
ANTONIA: Ah, ¿de modo que quiere achacarme ese crío a mí?
ÉL: (Lastimero). Ah, no pretenderás negarlo ahora, Antonia... ¡No puedes ser tan desnaturalizada!
ANTONIA: ¿Pero cómo? Pero, si lo único que hemos hecho ha sido darnos pellizcones y manotazos en la cocina.
ÉL: (Con pudor). Ya ves, así es la Naturaleza... (Bajando la vista). Voy a tener un niño.
ANTONIA: No, no, no, no, no; no lo creo.
ÉL: (Digno y sufriente). Ah, ¡Antonia, no me pedirás las pruebas ahora!, pero tú sabes mejor que nadie todo lo que ha habido entre tú y yo..., ¡pero yo te juro que tú has sido la primera!
ANTONIA:(Confusa) Y mire, todo esto es un lío. Yo vengo aquí solamente a limpiar el piso y no a sacarle a usted las castañas del fuego (Antonia ya se ha olvidado del dormitorio y está en medio de la sala).
ÉL: (Haciendo pucheros). Claro, para ti es fácil, apenas un remordimiento... en cambio para mí... (Su voz se quiebra). ¡Jamás podré decírselo a mi madre!
ANTONIA:¿Su madre?... ¿Pero qué diablos tiene que ver ella en todo esto?
ÉL: Me repudiará.
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