Historia, pregunta formulada por yagualjuan29, hace 1 año

hola esta es la respuesta para una chica o chico que pregunto nose esq no la encuentro aqui ests tu repuesta

Las causas de la Segunda Guerra Mundial varían dependiendo del rango temporal que se aplique. A largo plazo, las causas se encuentran en las condiciones que existían antes de la Primera Guerra Mundial, antecedentes que son vistos como preámbulo de ambas guerras mundiales. Los partidarios de este punto de vista, basado en las condiciones a largo plazo, parafrasean a Carl von Clausewitz al decir: «la Segunda Guerra Mundial fue la continuación de la Primera Guerra Mundial»; las guerras mundiales se esperaban incluso antes de la llegada al poder de Mussolini, Hitler y la invasión japonesa de China. Entre las causas más a corto plazo de la Segunda Guerra Mundial se puede mencionar el ascenso del fascismo italiano en la década de 1920, el militarismo japonés y sus invasiones de China en la década de 1930 y en especial la toma del poder político por Adolf Hitler y el Partido Nazi en Alemania en 1933, a lo que siguió una agresiva política exterior. espero que te ayude

Respuestas a la pregunta

Contestado por gabrielito9806
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Respuesta:

Sobre la Segunda Guerra Mundial se dispone de un fondo documental vastísimo, el material más completo que se había tenido hasta la fecha de un conflicto de tales características. Existen archivos de ministerios de asuntos exteriores, embajadas y grandes personajes del momento. Un material gráfico tan extenso que hace que no debamos elucubrar en exceso para averiguar cuáles fueron los virajes que se fueron sucediendo para el estallido de la peor guerra que ha conocido la Historia.

Explicación:

Contestado por gana63168
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Respuesta:

El desarrollo de la geografía histórica de México ha recibido escasa atención por parte de geógrafos e historiadores nacionales y extranjeros, pese al temprano origen de este campo de conocimiento en el país y la participación de destacados investigadores europeos y norteamericanos en su configuración moderna. Trabajos como los de Manuel Orozco y Berra sobre la distribución de las lenguas indígenas en México (1864), sus Apuntes para la historia de la geografía en México (1881) y la recopilación de materiales cartográficos que conforman hoy la mapoteca que lleva su nombre en el edificio del Observatorio de Tacubaya (México D.F.) (Materiales para una cartografía mexicana, 1871); los del historiador Cayetano Esteva sobre el estado de Oaxaca; los realizados por Francisco del Paso y Troncoso sobre la división territorial de la Nueva España (1912) y su labor de recuperación de las Relaciones geográficas que mandó hacer Felipe II en su reinado, dispersas en diversos fondos documentales y que ha permitido que hayan podido consultarse por numerosos investigadores, entre ellos, Miguel Othón de Mendizábal quien basándose en ellas realizó un estudio sobre la influencia de la sal en la distribución geográfica de las poblaciones indígenas de México[1]; o estudios como Distribución geográfica de los regadíos prehispánicos debido al antropólogo Ángel Palerm (1943), todos ellos son prueba suficiente de una larga tradición nacional[2].

También forman parte de su geografía histórica las numerosas investigaciones desarrolladas en el siglo XX por investigadores extranjeros en este campo que han tenido a México como objetivo. Destacan en primer lugar las aportaciones del estadounidense Carl O. Sauer quien desde principios del siglo vio en este país una fuente inagotable de riqueza para dos líneas de estudio mutuamente imbricadas, la geografía histórica y la cultural. Artículos como The personality of Mexico (1941) resumen las razones de su interés por el país norteamericano, además de ser un alegato en defensa de la perspectiva temporal en los estudios geográficos[3]. El interés de Sauer por este país fue proseguido por otros investigadores de la escuela de Berkeley como S. Cook, W. Borah, P. Gerhardt, que han abordado desde finales de los años de 1940 diversos aspectos de la geografía histórica mexicana, como por ejemplo la evolución demográfica en momentos previos a la irrupción de los españoles hasta mediados del siglo XVII[4]. Desde el ámbito europeo conviene mencionar el trabajo pionero del historiador francés François Chevalier, discípulo de Marc Bloch, La formación de los latifundios en México. Tierra y sociedad en los siglos XVI y XVII, resultado de su tesis doctoral presentada en 1950, publicada originalmente en francés en 1952 y vertida al castellano en México en 1953. Chevalier inauguró una veta de investigaciones que fue seguida por otros colegas influidos por la escuela de los Annales, como Jean-Pierre Berthe y Thomas Calvo, y por geógrafos, como Claude Bataillon[5].

Pese a estas y otras muchas aportaciones, únicamente tres artículos se han ocupado del desarrollo de la geografía histórica en México. Uno debido a D. J. Robinson, investigador de la Universidad de Syracuse (Nueva York), publicado en 1972 en la obra Progress in Historical Geography, coordinada por Alan R.H. Baker. Otro segundo escrito por el historiador mexicano Bernardo García Martínez, en 1998, titulado “En busca de la Geografía histórica”, como parte de un volumen de la revista Relaciones, que edita El Colegio de Michoacán, dedicado al tema que ocupa estas líneas y, en particular, como homenaje al investigador francés Jean-Pierre Berthe. Finalmente, en un ámbito institucional, el geógrafo José Omar Moncada ha hecho hace pocos años una relación de la aportación en este campo de los investigadores vinculados al Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)[6].

Una de las características que muestran estos textos de la geografía histórica mexicana es que ésta ha sido abordada por estudiosos de diferentes disciplinas, no siempre conscientes de que estaban aportando materiales e investigaciones al conocimiento geográfico-histórico nacional[7]. Así sucede con los historiadores, en sus diferentes especialidades, quienes han contribuido significativamente al conocimiento y comprensión del espacio geográfico mexicano, mucho más que los propios geógrafos; una tarea urgente a realizar, sobre todo en un momento en el que se celebran el segundo centenario de la Independencia de México (1810-2010) y el centenario de la Revolución (1910-2010). Creo que a la luz de la evolución reciente de esta especialidad en el ámbito internacional y la ocasión histórica de las celebraciones centenarias, es ahora cuando existen las condiciones para hacer una reflexión desde la geografía histórica sobre el camino político recorrido desde esas fechas y promover esa necesaria comprensión del espacio geográfico nacional y su conformación.

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