¡Hola! En esta oportunidad vas a leer el siguiente soneto y oda e identificarás mínimo 5 figuras literarias de cada una. SONETO DEL VINO ¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa conjunción de los astros, en qué secreto día que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa y singular idea de inventar la alegría? Con otoños de oro la inventaron. El vino fluye rojo a lo largo de las generaciones como el río del tiempo y en el arduo camino nos prodiga su música, su fuego y sus leones. En la noche del júbilo o en la jornada adversa exalta la alegría o mitiga el espanto y el ditirambo nuevo que este día le canto Otrora lo cantaron el árabe y el persa. Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia como si ésta ya fuera ceniza en la memoria. Jorge Luis Borges ODA AL AMOR Amor, hagamos cuentas. A mi edad no es posible engañar o engañarnos. Fui ladrón de caminos, tal vez, no me arrepiento. Un minuto profundo, una magnolia rota por mis dientes y la luz de la luna celestina. Muy bien, pero, el balance? La soledad mantuvo su red entretejida de fríos jazmineros y entonces la que llegó a mis brazos fue la reina rosada de las islas. Amor, con una gota, aunque caiga durante toda y toda la nocturna primavera no se forma el océano y me quedé desnudo, solitario, esperando. Pero, he aquí que aquella que pasó por mis brazos como una ola aquella que sólo fue un sabor de fruta vespertina, de pronto parpadeó como estrella, ardió como paloma y la encontré en mi piel desplazándose como la cabellera de una hoguera. Amor, desde aquel día todo fue más sencillo. Obedecí las órdenes que mi olvidado corazón me daba y apreté su cintura y reclamé su boca con todo el poderío de mis besos, como un rey que arrebata con un ejército desesperado una pequeña torre donde crece la azucena salvaje de su infancia. Por eso, Amor, yo creo que enmarañado y duro puede ser tu camino, pero que vuelves de tu cacería y cuando enciendes otra vez el fuego, como el pan en la mesa, así, con sencillez, debe estar lo que amamos. Amor, eso me diste. Cuando por vez primera ella llegó a mis brazos pasó como las aguas en una despeñada primavera. Hoy la recojo. Son angostas mis manos pequeñas las cuencas de mis ojos para que ellas reciban su tesoro, la cascada de interminable luz, el hilo de oro, el pan de su fragancia que son sencillamente, Amor, mi vida. Pablo Neruda Después de haber leído el soneto y la oda, completa el cuadro con cada uno de los textos:
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Al vino
En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.
Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.
En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.
Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías,
Vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.
En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.
En las arrebatadas estrofas de sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.
Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.
Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.
Vino del mutuo amor o la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.
Soneto del vino
¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.