historia sobre la honestidad que lleve 7 g y j xfaaa
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El oso PomposoEn el bosque estaban de fiestas. Las flores y árboles lucían erguidos en todo su esplendor formando bonitos escaparates. Esa noche había una verbena y todos los animales acudían al claro del bosque, muy contentos, con sus mejores galas.
Todos vieron llegar a Oso Pomposo por la senda: grande, peludo, vestido con unas mallas rosas, pulseras y collares de colores y pendientes en las orejas. Algunos lo miraban sonriendo y se daban codazos al verlo pasar por su lado, pero Oso Pomposo se propuso disfrutar de la noche y no hacer caso de las miradas burlonas.
De repente:¡Tú! ¿Dónde vas así vestido? - escuchó a su espalda.
Oso Pomposo se volvió y vio al lobo furioso.
- ¿Es a mí? - dijo extrañado.- ¡Estás haciendo el ridículo! ¡Vete de aquí! - repitió el lobo.
- ¡No estoy haciendo nada! ¡Déjame disfrutar de la verbena!
Entonces el lobo sacó los colmillos y se acercó a él amenazadoramente.
- ¡Largo de aquí! ¡No eres bienvenido!- ¡Yo no estoy haciendo nada malo! ¡Visto como quiero! - le contestó Oso Pomposo, retrocediendo ante la agresividad del lobo.
Los animales del bosque que estaban presenciando la escena, se fueron arremolinando alrededor.
- ¿Por qué no dejas a Pomposo en paz? ¡No hace daño a nadie vistiendo así! - dijo un joven zorro alzando la voz.
El lobo lanzó una mirada fulminante al zorro.- ¿Quién te has creído que eres? ¡Zorro enano! - le gritó, olvidándose por un momento de Oso Pomposo.
- ¡Un pequeño zorro que no dice más que la verdad! - dijeron los padres del zorro apoyando a su hijo.
- ¡Deja a Oso Pomposo tranquilo! - dijeron las liebres y conejos.
- ¡Cada uno viste como quiere! - dijeron las culebras y serpientes.
- ¡No hace daño a nadie! - dijeron los búhos y lechuzas.- ¿Por qué no lo dejas en paz? - hablaron las polillas y mariposas.
- ¡Basta ya! ¡Queremos disfrutar de la noche! - dijeron los sapos y ranas saltando valerosamente delante de Pomposo para protegerlo.
Ante la avalancha de protestas el lobo no tuvo más remedio que agachar las orejas y se fue muy enfadado.
La música volvió a sonar, y todos, también Oso Pomposo, disfrutaron de la verbena