Historia del barrio san vicente cordoba argentina
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
San Vicente fue fundado por Agustín Garzón, quien realizó un loteo en el año 1870. En sus primeros años tuvo carácter de villa veraniega y se encontraba separado del centro de Córdoba
Explicación:
Respuesta:
Barrio San Vicente es un barrio de la ciudad de Córdoba, Argentina. Está ubicado al este de la zona céntrica y al sur del Río Suquía. Con una población de 19.058 habitantes
Explicación:
Fundado en 1870 por Agustín Garzón, el barrio de San Vicente adoptó desde sus orígenes prácticas comunitarias ligadas a la cultura y la recreación que le dan fama de lugar hospitalario y festivo.
Las retretas en el quiosco del Paseo Gavier, una estructura circular de dos plantas con techo de chapa construida en la actual plaza Lavalle donde tradicionalmente se celebraban conciertos con bandas de música; el Teatro Edén, anterior al Teatro Rivera Indarte e inaugurado en 1887 frente al mismo paseo Gavier; los famosos bailes populares que se organizan en los clubes del barrio, como Palermo, Lavalle, San Vicente Basket Ball y Atletismo, Fomento Sport, Femenino Basket Ball y que movilizan una gran cantidad de músicos y artistas del escenario, y el Cine Apolo que reemplaza al Edén forman parte de la identidad del barrio junto a sus industrias y su mercado.
Pero la fiesta del carnaval tenía reservada para San Vicente la fama de territorio soberano de la ciudad, al menos durante la festividad del dios del engaño y de la bromas, el rey Momo.
El grito de libertad
En los últimos días de su gestión como interventor, el contador Ricardo Belisle toma una decisión equivocada: prohíbe los corsos de Alta Córdoba y San Vicente para concentrar el desfile de comparsas y personas disfrazadas en un único Corso Oficial, en la Calle Ancha (actuales General Paz y Vélez Sarsfield).
La organización del corso de San Vicente estaba a cargo de una comisión elegida mediante votación. Ante la imposibilidad de convencer a las autoridades municipales de permitir la fiesta del carnaval en el barrio, la comisión presenta su renuncia. En su reemplazo, el comité de emergencia se pone a trabajar con una consigna clara: el corso se hace pese a la prohibición.
Las comparsas se movilizan por calle San Jerónimo uniendo la plaza Lavalle con el Mercado por calle San Jerónimo. La fiesta comienza a las 18 y se extiende hasta la medianoche, aunque con algunos incidentes.
En su libro La República de San Vicente. Historia de mi barrio, Pedro Ordoñez Pardal cuenta: "autos con familias y carrozas adornadas abandonan el corso del centro para dirigirse a San Vicente. Ante el éxodo de la concurrencia del corso del centro, el comisionado Belisle ordena oscurecer la calle San Jerónimo para hacer fracasar la improvisada fiesta del pueblo. Así se hace. Se corta el alumbrado público. Inmediatamente por reacción espontánea, los vecinos empiezan a extender cables de energía eléctrica hasta la calle. Sobre postes, árboles, letreros y en todo saliente del frente de edificios se encienden bombillas de luz y el corso prosigue con toda animación".Según afirma Ordoñez Pardal en su texto, el comisionado Belisle comete el grave error de emplear la fuerza pública. Primero establece agentes del escuadrón de seguridad en el paso a nivel de calle Agustín Garzón para impedir el paso de los vehículos hasta barrio San Vicente. Posteriormente, ordena despejar la calle San Jerónimo, lugar del corso. Un soldado del escuadrón es desmontado de su cabalgadura por una pedrada. La multitud enfurecida responde a la violencia de las autoridades.
En la esquina de San Jerónimo y Ambrosio Funes se produce un episodio que termina con un oficial de policía y un vecino presos, luego de que el uniformado Adolfo Doria amenazara con pegarle un tiro en el pecho a Ángel García, conductor de un vehículo que participaba del corso junto a su familia y que se negó a despejar la calle.
"Así las cosas, trajo como consecuencia un reclamo colectivo por la liberación de García. Más de 500 personas acompañaron al detenido hasta la puerta de la Comisaría 5ª a los gritos de ¡Viva la libertad! ¡Abajo la dictadura!", cuenta el escritor.
Siguiendo su relato, el autor detalla que cerca de las 22 el señor García fue puesto en libertad y una manifestación lo acompañó por calle San Jerónimo al grito de ¡Viva la República de San Vicente!. De esa manera, el barrio tuvo su fiesta y jalonó un episodio más de su épica urbana.