historia de la leyenda del cadejo por favor
que esté completa la leyenda doy corona
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La niebla comenzaba a cubrir el cielo y minimizar el brillo de la luna, oscureciendo así cada zona de la ciudad; pero Pedro, aun notando lo irreconocible que podría ser el camino a casa; decidió alejarse poco a poco del bar y con botella en mano se enrumbo hasta su destino con el vaivén de la inconciencia. Se encontraba tan fuera de sí; que ni siquiera lograba escuchar los cortos y firmes pasos que le seguían desde atrás, él solo cantaba y tarareaba sobre los grandes placeres que le brindaba el alcohol y del porqué se encontraba tan feliz; y así hubiese seguido, de no ser porque al doblar la esquina y pasar frente a la vidriera de la panadería, notó que alguien más le acompañaba.
Pedro volteó rápidamente, pero no había más que nada y polvos levantándose con la brisa; así que apuró su paso anhelando estar rápido a casa, sin embargo parecía no salir del mismo lugar, las calles resultaban más largas cada vez y cuando comenzaba a creer que por fin llegaría, solo terminaba en la misma esquina frente a la vidriera; observando a una criatura negra con ojos rojos que le seguía como un trozo de carne deseable de comer.
El cadejo, había cercado por completo a Pedro en una ilusión y se mantenía ansioso por atraparlo con sus patas; mas sin embargo aguardó como quien juega con su presa, le permitió avanzar y llegar muy cerca de su hogar. Justo cuando se disponía a pisar la acera del sitio, el enorme perro endemoniado; se abalanzó sobre éste, posó sus garras en el pecho y con un fuerte gruñido le hizo entender que ese sería su final.
Pedro no podía creerlo, la leyenda que tantas veces escuchó desde niño; el castigador de borrachos, ese animal atroz que se llevaba consigo a quienes amaran el licor, estaba ahí frente a él y no podía hacer más que pedir perdón.
Imploró e imploró, pero mientras más rogaba más gruñía su cazador; el cual solo podía babearlo y rozarlo con sus afiladas uñas cada que éste intentaba zafarse y arrastrarse con el fin de acercarse a la puerta. Todo era en vano, no podía escapar; y en su intento por gritar, fue callado por el aullido ensordecedor del cadejo; el cual solo cesó hasta sus últimos minutos de aliento.
Se cuenta; que en las noches de luna llena, el condenado ser pasea por las esquinas de bares; observando a los más débiles y eligiendo a quien ha de llevarse, muchos dicen que cada persona inmoral tiene un cadejo asignado; y que desaparece al mismo instante que muere su presa, sin embargo; hay solo uno que con sus enormes cabezas observa las acciones y castiga a quien crea lo merezca.
Si deambulas; solitario por las calles y escuchas unos pasos, no voltees; posiblemente sea el cadejo, que viene a enrumbarte en su ilusión y llevarte consigo a un lugar donde no existe el eterno descanso; ese infierno del que muchos oyen, pero pocos realmente creen.
Explicación:Es lo que encontré espero y te sirva
Respuesta:
El Cadejo (llamado Cadejos en Costa Rica), en la narrativa folclórica de Mesoamérica, es un perro espectral de gran tamaño, ojos brillantes, que arrastra cadenas, y que durante las noches aparece en sitios solitarios para cuidar o atormentar a los borrachos o trasnochadores, siendo muy conocida su leyenda en las zonas rurales e incluso urbanas de México y Centroamérica.[1][2] En varias regiones de Centroamérica, la leyenda habla de dos cadejos, uno blanco, benigno y protector, y otro negro, monstruoso y malvado. En Costa Rica, el Cadejos es uno solo, de color negro y, aunque monstruoso, generalmente inofensivo.Aunque la palabra «cadejo» para designar a este ser es de origen español, las raíces mitológicas del Cadejo se encuentran principalmente en la mitología maya y en las tradiciones chamanísticas de los pueblos nahuas de Mesoamérica, donde son frecuentes los mitos aborígenes sobre chamanes y nahuales que pueden tomar la forma de animales para ejercer sus funciones religiosas y funerarias, rituales en lo que se utilizaban ornamentos de jade, pieles de animales, plumas de aves y máscaras.[3][4] Entre los mesoamericanos, el perro ejercía la función de compañero de los muertos en su viaje al más allá.[5] La leyenda es, pues, producto del mestizaje, y a su vez, es el vestigio de una antigua creencia que supone que todo humano posee un animal de compañía. Este mítico animal es el doble del hombre, de tal manera que la enfermedad o la muerte del primero conllevan la enfermedad o la muerte del segundo. En la actualidad, se puede establecer una comparación con el pensamiento religioso occidental, que expresa que el hombre tiene un ángel guardián que lo protege de los peligros.[6]
La leyenda del Cadejos ha encontrado resonancia en la literatura y la cultura popular de los pueblos centroamericanos, y se ha asociado, de forma paralela, a muchas otras leyendas sobre perros monstruosos y espectrales alrededor del mundo.
Explicación:
Denada