Historia de la hipoglucemia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Cómo todas las mañanas, había medido mi glucosa en ayunas, me había inyectado la insulina glargina que debía. Mi resultado de glucosa había salido bastante bien, estaba en 104 mg/dL, una muy buena cifra para mi. Continué con mis actividades, estaba a punto de prepararme el desayuno. No habían pasado más de 20 minutos cuando de pronto “ella” llegó, de golpe y sin avisar.
Me encontraba frente a la estufa. Había picado unos champiñones para el desayuno y me disponía a cocinarlos cuando, de la nada, sentí como si me hubieran tirado un balde de agua helada encima. Todos lo síntomas llegaron juntos y de golpe. El sudor llenó el piso de la cocina, los temblores eran incontrolables, y empecé a sentir un horrible dolor de cabeza.
Como me fue posible medí mis niveles de glucosa. Incrédulo vi el resultado, No podía ser, el glucómetro marcaba 28 mg/dL siendo que minutos antes había arrojado un 104 mg/dL. Algo no me cuadraba, pero parecía ser real. De la nada llegó la hipoglucemia y tenía que atenderla.
Normalmente me encuentro solo por las mañanas y no había nadie ahí para ayudarme. Recuerdo que de pronto, la vista se me puso en blanco y no veía nada, fue angustiante. Vagamente recuerdo haberme sujetado de la barra de la cocina y luego no recuerdo nada mas.
LAS LAGUNAS
Cuando comencé a reaccionar me encontraba parado intentando lavar los trastes qué había usado para preparar el desayuno, cosa que no recuerdo haber hecho. Lentamente, terminé de lavar el plato y lo dejé para que se escurriera y me dirigí a la sala. Otra laguna. Cuando volví a darme cuenta de las cosas, me encontraba recostado en el sillón viendo que mi glucosa no pasaba de los 70 mg/dL. Otra laguna.
Al despertar seguía en el sillón, eran las 11:30 a.m. Ya habían pasado 3 horas desde que había comenzado y no levantaba. Otra laguna. Cuando volví a despertar, por fin estaba subiendo un poco, eran las 12:15 y mi glucosa ya estaba en 85 mg/dL, pero aún no me sentía bien. Debía elevar mis niveles de glucosa a más de 100 mg/dL para estar en condiciones estables. Otra laguna.
Al despertar estaba hablando con una persona que se encontraba muy preocupada por mi hipoglucemia. Colgué la llamada y me levanté. Recuerdo vagamente que alcancé unas gomas enchiladas y me comí algunas. Me senté de nuevo. Me sentía molido, mi cuerpo estaba adolorido, agotado, mi cabeza sentía que me iba a estallar, volví a medir la glucosa, por fin había alcanzado los 105 mg/dL. Había logrado elevar mi glucosa en sangre aunque ya eran las 13:30 horas.
El resto del día me sentí como si me hubieran golpeado entre muchas personas, solo quería descansar, dormir para recuperarme. Durante el resto de día la glucosa nunca pasó de los 124 mg/dL.
UNA HISTORIA CON REPETICIÓN
Al día siguiente pensé que todo había pasado y que ese día iba a ser mejor, pero me equivoqué. Volvió a pasar exactamente lo mismo.
08:00 a.m., medí la glucosa, 98 mg/dL, tomé mis medicamentos, me inyecté la insulina y me disponía a prepararme el desayuno y volvió a suceder. Exactamente igual. Este episodio parecía una copia exacta de la hipoglucemia del día anterior. Esta vez, al medir mi glucosa el resultado fue de 32 mg/dL. Al igual que el día anterior, la vista se puso en blanco y no podía ver nada. También al igual que el día anterior, tuve lagunas. Tampoco supe cómo fue que logré elevar mis niveles de glucosa en sangre. Al día de hoy tengo muchas dudas en torno a esos dos episodios de hipoglucemia severa que tuve en dos días seguidos.
Debido a que estaba en proceso de pérdida de peso, mi equipo médico y yo pensamos que pudo deberse a que tenía menor resistencia a la insulina y que necesitaba menos unidades de insulina y una dosis menor de medicamento oral.
Desde ese día ya no he presentado ninguna hipoglucemia. Pero debo también confesar que desde ese día me aterra tener una hipoglucemia severa y no poder atenderla por estar solo. Desde ese día, vivo con miedo a las hipoglucemias.
LO QUE DEBEMOS SABER
Debemos saber que es importante reconocer los síntomas de la hipoglucemia y cómo tratarla. Es de suma importancia siempre contar con insumos necesarios para poder enfrentar una hipoglucemia: hablar con las personas que viven con nosotros, con nuestros amigos más cercanos, así como con los compañeros de trabajo sobre nuestra condición y sobre qué hacer en caso de una hipoglucemia.
Es de especial importancia entender que las hipoglucemias pueden costarnos la vida en caso de no ser atendidas a tiempo e incluso pueden causar daños neurológicos, entre otras complicaciones. Debo insistir en lo importante que es conocer y saber más sobre las hipoglucemias. No dejes de estudiar y educarte en diabetes. Quizá eso pueda darte herramientas para salvar tu vida como me las dio a mi ya dos veces.
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