Historia, pregunta formulada por lorisd, hace 1 año

himno nasional de el ecuador

Respuestas a la pregunta

Contestado por PERCAVIDO
7
CORO
Salve oh Patria, ¡mil veces! ­Oh Patria!
gloria a ti! Y a tu pecho rebosa
gozo y paz, y tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.

ESTROFAS
I
Indignados tus hijos del yugo
que te impuso la ibérica audacia,
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti,
santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento,
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper ese yugo servil.

II
Los primeros los hijos del suelo
que, soberbio; el Pichincha decora
te aclamaron por siempre señora
y vertieron su sangre por ti.
Dios miró y aceptó el holocausto,
y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que, atónito, el mundo
vio en tu torno a millares surgir.

III
De estos héroes al brazo de hierro
nada tuvo invencible la tierra,
y del valle a la altísima sierra
se escuchaba el fragor de la lid;
tras la lid la victoria volaba,
libertad tras el triunfo venía,
y al león destrozado se oía
de impotencia y despecho rugir.

IV
Cedió al fin la fiereza española,
y hoy, oh Patria, tu libre existencia
es la noble y magnifica herencia
que nos dio, el heroísmo feliz;
de las manos paternas la hubimos,
nadie intente arrancárnosla ahora,
ni nuestra ira excitar vengadora
quiera, necio o audaz, contra sí.

V
Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras
de tus héroes gloriosos nos miran,
y el valor y el orgullo que inspiran
son augurios de triunfos por ti.
Venga el hierro y el plomo fulmíneo,
que a la idea de guerra, y venganza
se despierta la heroica pujanza
que hizo al fiero español sucumbir.

VI
Y si nuevas cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte,
gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la patria y sus hijos al fin;
hunde al punto en tus hondas extrañas
cuando existe en tu tierra: el tirano
huelle sólo cenizas y en vano
busque rastro de ser junto a ti.
Contestado por PamelaAndrea1
5
CORO 
¡Salve oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria! 
¡Gloria a ti! Y a tu pecho rebosa 
gozo y paz, y tu frente radiosa 
más que el sol contemplamos lucir. 

(I) 
Indignados tus hijos del yugo 
que te impuso la ibérica audacia, 
de la injusta y horrenda desgracia 
que pesaba fatal sobre ti, 
santa voz a los cielos alzaron, 
voz de noble y sin par juramento, 
de vengarte del monstruo sangriento, 
de romper ese yugo servil. 

(II) 
Los primeros los hijos del suelo 
que, soberbio; el Pichincha decora 
te aclamaron por siempre señora 
y vertieron su sangre por tí. 
Dios miró y aceptó el holacausto, 
y esa sangre fue germen fecundo 
de otros héroes que, atónito, el mundo 
vio en tu torno a millares surgir. 

(III) 
De estos héroes al brazo de hierro 
nada tuvo invencible la tierra, 
y del valle a la altísima sierra 
se escuchaba el fragor de la lid; 
tras la lid la victoria volaba, 
libertad tras el triunfo venía, 
y al león destrozado se oía, 
de impotencia y despecho rugir. 

(IV) 
Cedió al fin la fiereza española, 
y hoy, oh Patria, tu libre existencia 
es la noble y magnífica herencia 
que nos dio, el heroísmo feliz; 
de las manos paternas la hubimos, 
nadie intente arrancárnosla ahora, 
ni nuestra ira excitar vengadora quiera, 
necio o audaz, contra si. 

(V) 
Nadie, oh Patria, lo intente. 
Las sombras de tus éeroes 
gloriosos nos miran, 
y el valor y el orgullo que inspiran 
son augurios de triunfos por ti. 
Venga el hierro y el plomo fulmíneo, 
que a la idea de guerra, y venganza 
se despierta la heróica pujanza 
que hizo al fiero español sucumbir. 

(VI) 
Y si nuevas cadenas prepara 
la injusticia de bárbara suerte, 
¡gran Pichincha! prevén tú la muerte 
de la Patria y sus hijos al fin; 
hunde al punto en tus hondas entrañas 
cuando existe en tu tierra: el tirano 
huelle sólo cenizas y en vano 
busque rastro de ser junto a ti.
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