Haz una resumen de la lectura La Historia de un faro urgente por favor
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El velero había salido lleno de euforia y de esperanza del puerto de Buenos Aires buscando el Pacífico. Pero al llegar hasta allí no tenía más remedio que bordear la tierra en busca de la brecha que por el Cabo de Hornos le permitiera torcer hacia la derecha rumbo hacia el mar grande. Por eso puso confiado proa al sur, aunque su meta fuera el oeste. Pero el cambio de rumbo no se hizo. Tal vez se navegaba con las velas demasiado desplegadas. Tal vez fuera de noche cuando se pasó frente a la brecha. A lo mejor sucedió durante una tormenta. No sé. Lo cierto fue que se continuó al sur, rumbo al frío,
El brillo intermitente despertó la curiosidad de esos hombres hambrientos de señales. No. No podía ser una estrella; porque ese brillo estaba allí, sobre la misma línea horizontal que ellos. Participaba del movimiento de las mismas olas, rodeado por los mismos témpanos y el mismo desamparo del frío y las tormentas. Tenía que ser un signo de presencia humana. Era un faro. Y el faro continuaba fiel al ritmo de sus intermitencias: tres cortas… una larga… silencio. Tres… Y esos marineros aturdidos por el ruido y la tormenta que silbaba en el cordaje de sus mástiles hubieran preferido que en lugar de ese silencio, el faro les enviara una palabra con la que se identificara a sí mismo y los ubicara a ellos. Pero el faro en su soledad tenía sólo un medio para comunicarse y manifestar su identidad: la fidelidad al ritmo de sus intermitencias. Y continuó lanzando sobre la tormenta, las olas y los témpanos, su mensaje de luz con pañales de silencio.
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