Haz comparaciones sencillas en inglés sobre un futuro con cuidado en el agua y un futuro donde no lo hay
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¿Qué tienen en común Waterworld, Murcia y el Yemen. Esta frase, que puede parecer el inicio de un chiste, une tres ejemplos dramáticos de un problema que es muy real: la falta de agua.
El primero es un mundo distópico y fantástico, con violentos conflictos, algo parecido a lo que ocurre en la República de Yemen. Y ambos se relacionan con Murcia (o el sureste de la península ibérica) con una creciente falta de agua potable.
El líquido elemento es, probablemente, la sustancia más importante para la vida (más que el oxígeno o cualquier nutriente). Por ello, su disponibilidad es la razón de algunas de las guerras más encarnizadas de la historia. Ecología, política, salud... ninguno de estos aspectos queda exento de la influencia del agua. Y los problemas que causa su falta son profundos y complejos.
¿Cuál es el gran problema del agua?
Con casi total seguridad podemos afirmar que el problema del agua está en su gestión. "Garantizar el acceso al agua potable y saneamiento a toda la población", este es el objetivo número seis de los denominados "Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas, "Y es el mayor reto para los próximos años", nos explica Rubén Ruiz Arriazu, Director de Operaciones de SUEZ Concesiones Iberia y Director de Eficiencia Operativa y Calidad del Agua de Suez España
El segundo reto, según Rubén, será satisfacer las necesidades del trinomio agua-energía-alimentos en una fecha aparentemente tan lejana cono 2050. "Para esa fecha, la población mundial rondará los 10.000 millones de habitantes y las necesidades tanto de agua, energía como de alimentos se incrementarán en un 50% aproximadamente. Con el incremento de contaminación de los recursos actuales y los efectos negativos en la disponibilidad de recurso asociado al cambio climático, poder dar respuesta a esta demanda debe ser un tema prioritario a nivel mundial".
Con estas palabras, Rubén pone de manifiesto una realidad: cada vez somos más y cada vez hay menos agua potable. Esto se debe a varios factores. Uno de los más importantes se relaciona con la limpieza de los medios. Al crecer la población también lo hace la contaminación de los recursos naturales. La pérdida ecológica que se asocia, además, también implica una pérdida de recursos hídricos.
Otro factor crucial es el cambio climático. Ligado a este existe un incremento en la crudeza de los eventos extremos. Un ejemplo concreto lo podemos ver con las lluvias, que serán más violentas y repentinas. Eso se traduce en una pérdida hídrica ya que es más difícil que se filtre y rellene los acuíferos, y se pierde en el mar junto a un montón de sedimentos que arrastra en su marcha (y que incrementan la pérdida hídrica a la larga).
La desertificación también se incrementará en las zonas extremadamente secas, donde se incrementará la tasa de evaporación y los frentes cálidos que alejarán las precipitaciones. Toda esta combinación de factores ecológicos y humanos pintan un cuadro complejo en el cual los trazos apuntan a un mismo desenlace: cada vez habrá menos agua potable disponible. Y esto nos lleva al verdadero problema del que hablábamos al principio: la gestión.