Castellano, pregunta formulada por Usuario anónimo, hace 9 meses

hacer una carta para alguien que tenga covid 19


Usuario anónimo: esa carta es para dedicarselo a alguien que tenga covid

Respuestas a la pregunta

Contestado por nataliaaragundi12
2

Respuesta:

     Estos días has estado muy presente en mi mente… querido/a paciente. Me he encontrado pensando acerca de lo que sería estar en tu lugar y, sin lugar a duda, la situación en la que te encuentras ahora no es para nada fácil. Sí, imagino lo duro que tiene que ser encontrarse aislada en una habitación de un hospital o, peor aún, en algún lugar improvisado que esté haciendo las veces. Sola o acompañada a una distancia prudente de otros muchos pacientes en un hospital saturado ante la gran cantidad de personas afectadas por complicaciones derivadas del covid19. Quizá tengas el privilegio de estar pasando esta enfermedad en tu casa en vez de un hospital, quizá con síntomas leves o moderados, pero aun así estás viviendo las incomodidades, temores e incertidumbres que provoca la enfermedad. Probablemente te sientas con muy poca energía; quizá la tos constante tenga tu pecho, vientre y espalda doloridos; es posible además que hayas perdido tu capacidad de sentir el sabor y el olor de comidas que tanto disfrutas. Esta enfermedad ha puesto en pausa la vida tal como la conoces y te ha secuestrado temporalmente el goce de las cosas más simples que usualmente damos como garantizadas: saborear una naranja, abrazar a un ser querido, encontrarte con amigos para compartir una cerveza. Qué difícil es encontrarse de frente con la incertidumbre de lo que va a pasar, sin tener completa certeza sobre cómo irán evolucionando los síntomas. A esa incertidumbre se suma el hecho de que no puedes disfrutar de la compañía y el abrazo de tus seres queridos, a los que tanto necesitas en este momento de tu vida. ¿Quién lo podría haber anticipado hace tan sólo unas semanas?  Aunque es posible que ahora mismo no tengas tanto dolor, la pérdida del disfrute, de tu libertad, de la compañía, de la funcionalidad mental y corporal que te suelen acompañar habitualmente en lo cotidiano, convierte los días en un terreno nuevo y extraño. Por esto, si en estos días estás sintiendo mucha más ansiedad, miedo, rabia o tristeza de lo habitual, si estás llorando más que de costumbre, si tienes insomnio o estás muy irritable y todo te enoja… por favor considera esto en profundidad: tu reacción es completamente normal y adaptativa. No es tu culpa.  En estos días, si sientes que tu mente está agitada y que no estás viviendo desde tu yo habitual, si notas que te pierdes fácilmente en historias sufrientes en tu mente, realmente no es tu culpa. Tu mente responde así porque eres parte de la familia humana. Es como estamos diseñados los seres humanos y así reaccionamos cuando nos sentimos amenazados. En estos días es particularmente importante soltar la culpa de no estar tan disponible, de no responder cada vez el teléfono o no interactuar en redes sociales. Si estás acostumbrada a ser la que cuida y la que sostiene, es importante reconocer que no es tiempo de enfocarse en cuidar a otros sino de cuidarte a ti misma y respetar tus ritmos. También es tiempo de dejarte cuidar. Ahora mismo, tu mayor expresión de cuidado hacia los demás es tu distancia física para no propagar el contagio y cuidarte física y emocionalmente con cariño.

En este momento yo no estoy enfermo con covid19, y aun así temo por mi salud y la de mis seres queridos, muchos de los cuales tengo a un océano de distancia y algunos de los cuales, como mis padres, están dentro de la población de riesgo. No tengo ninguna duda de que en tu lugar sentiría temor. A través de mi imaginación y también de mi comunicación cotidiana con personas que están enfermas y con profesionales sanitarios que están luchando en primera fila para cuidarnos, conecto a diario con lo que puede estar siendo tu dolor, tu sensación de soledad, tu preocupación, tu sensación de cómo las horas se van deslizando de forma tan lenta que detienen el paso del tiempo. Resueno con ese sufrimiento y con esa fragilidad porque también es mía, porque lo que viene a desvelar esta pandemia es lo que siempre ha estado ahí, nuestra fragilidad humana. Todos los seres humanos envejecemos, enfermamos y un día moriremos. Y la muerte es simplemente la sombra que proyecta nuestro cuerpo sobre la tierra cuando recibe la luz de la vida.  El hecho de que tú estés ahí y yo aquí, es totalmente arbitraria.

Contestado por Samiquint
1

Respuesta:

Estos días has estado muy presente en mi mente… querido/a paciente. Me he encontrado pensando acerca de lo que sería estar en tu lugar y, sin lugar a duda, la situación en la que te encuentras ahora no es para nada fácil. Sí, imagino lo duro que tiene que ser encontrarse aislada en una habitación de un hospital o, peor aún, en algún lugar improvisado que esté haciendo las veces. Sola o acompañada a una distancia prudente de otros muchos pacientes en un hospital saturado ante la gran cantidad de personas afectadas por complicaciones derivadas del covid19. Quizá tengas el privilegio de estar pasando esta enfermedad en tu casa en vez de un hospital, quizá con síntomas leves o moderados, pero aun así estás viviendo las incomodidades, temores e incertidumbres que provoca la enfermedad. Probablemente te sientas con muy poca energía; quizá la tos constante tenga tu pecho, vientre y espalda doloridos; es posible además que hayas perdido tu capacidad de sentir el sabor y el olor de comidas que tanto disfrutas. Esta enfermedad ha puesto en pausa la vida tal como la conoces y te ha secuestrado temporalmente el goce de las cosas más simples que usualmente damos como garantizadas: saborear una naranja, abrazar a un ser querido, encontrarte con amigos para compartir una cerveza. Qué difícil es encontrarse de frente con la incertidumbre de lo que va a pasar, sin tener completa certeza sobre cómo irán evolucionando los síntomas. A esa incertidumbre se suma el hecho de que no puedes disfrutar de la compañía y el abrazo de tus seres queridos, a los que tanto necesitas en este momento de tu vida. ¿Quién lo podría haber anticipado hace tan sólo unas semanas?  Aunque es posible que ahora mismo no tengas tanto dolor, la pérdida del disfrute, de tu libertad, de la compañía, de la funcionalidad mental y corporal que te suelen acompañar habitualmente en lo cotidiano, convierte los días en un terreno nuevo y extraño. Por esto, si en estos días estás sintiendo mucha más ansiedad, miedo, rabia o tristeza de lo habitual, si estás llorando más que de costumbre, si tienes insomnio o estás muy irritable y todo te enoja… por favor considera esto en profundidad: tu reacción es completamente normal y adaptativa. No es tu culpa.  En estos días, si sientes que tu mente está agitada y que no estás viviendo desde tu yo habitual, si notas que te pierdes fácilmente en historias sufrientes en tu mente, realmente no es tu culpa. Tu mente responde así porque eres parte de la familia humana. Es como estamos diseñados los seres humanos y así reaccionamos cuando nos sentimos amenazados. En estos días es particularmente importante soltar la culpa de no estar tan disponible, de no responder cada vez el teléfono o no interactuar en redes sociales. Si estás acostumbrada a ser la que cuida y la que sostiene, es importante reconocer que no es tiempo de enfocarse en cuidar a otros sino de cuidarte a ti misma y respetar tus ritmos. También es tiempo de dejarte cuidar. Ahora mismo, tu mayor expresión de cuidado hacia los demás es tu distancia física para no propagar el contagio y cuidarte física y emocionalmente con cariño.

En este momento yo no estoy enfermo con covid19, y aun así temo por mi salud y la de mis seres queridos, muchos de los cuales tengo a un océano de distancia y algunos de los cuales, como mis padres, están dentro de la población de riesgo. No tengo ninguna duda de que en tu lugar sentiría temor. A través de mi imaginación y también de mi comunicación cotidiana con personas que están enfermas y con profesionales sanitarios que están luchando en primera fila para cuidarnos, conecto a diario con lo que puede estar siendo tu dolor, tu sensación de soledad, tu preocupación, tu sensación de cómo las horas se van deslizando de forma tan lenta que detienen el paso del tiempo. Resueno con ese sufrimiento y con esa fragilidad porque también es mía, porque lo que viene a desvelar esta pandemia es lo que siempre ha estado ahí, nuestra fragilidad humana. Todos los seres humanos envejecemos, enfermamos y un día moriremos. Y la muerte es simplemente la sombra que proyecta nuestro cuerpo sobre la tierra cuando recibe la luz de la vida.  El hecho de que tú estés ahí y yo aquí, es totalmente arbitraria.

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