Hables sobre la lucha de los indígenas durante la conquista y colonización en panamá
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
No fue Colón, fue Rodrigo de Bastidas el primer español en recorrer en 1501 las costas panameñas en su largo camino desde Venezuela y Colombia en busca de nuevas tierras y riquezas. Ingresó por el Golfo de Urabá, pasó por la actual provincia de Colón y estuvo en el archipiélago de la comarca de San Blas.
Pero luego llegó Colón en 1502, durante su cuarto y último viaje Cristobal Colóna América. Colón fue el primero en admirar esta extraña y fascinante tierra que sirve de “puente” para unir el continente y que, además, es bañada por dos mares totalmente disímiles, que como dicen Alfredo Castillero Calvo y Fernando Aparicio en su ‘Historia general de Panamá’, es un rompecabezas geográfico con gran diversidad de idiomas, costumbres, ambientales, topográficas; en fin, una tierra que el descubridor de América vislumbró entonces como un gran emporio para el futuro, pese a que no sabía de la existencia de lo que luego se llamó el Océano Pacífico.
Vino la época colonial en la que las minorías blancas provenientes de Europa y los criollos se establecieron como las etnias más importantes de la región, desplazando a los indígenas no solo con su presencia, también con la llegada de los negros que representarían la mano de obra y los esclavos de la nueva jerarquía española.
Explicación:
Llegar a Panamá es quedar inmerso en una fascinante mezcla de historias antiquísimas y sueños futuristas. Recorrer su territorio significa disfrutar la rica cultura colonial, pero también el legado indígena que sobrevivió a la conquista española y, por supuesto, la fascinante evolución de un pueblo que luchó por su independencia de España y luego por su separación de Colombia, para convertirse en uno de los puntos básicos para el futuro de la humanidad por tratarse, como se decía desde las épocas coloniales, de “un país de tránsito” que hoy es vital para muchas naciones.
Y es que por Panamá no solo transita un comercio enorme, sino también fascinantes relatos a partir de las familias indígenas, de los pueblos amerindios que compartían costumbres y recibían la influencia de grandes grupos nativos de América Central y Sur, pero que fueron diezmados durante la conquista por la fuerza invasora de los españoles y la aparición de enfermedades que los extranjeros trajeron del Viejo Mundo y sobre las cuales no había inmunidad natural, ni sus medicinas eran suficientes para curarlas.
Los del istmo eran pueblos organizados, aunque independientes, tenían sistemas económicos sólidos en los que compartir hacia parte de sus fundamentos, pese a que generalmente eran autosuficientes.
Su modo de vida fue tan fuerte que hoy, pese a los profundos cambios que ha sufrido la humanidad en más de cinco siglos, aún sobreviven varios grupos étnicos, entre ellos los Dorasques y los Chánguenas, que mantienen intactas algunas de sus costumbres.