Castellano, pregunta formulada por sanvag2, hace 6 meses

Guion del capítulo 9 de el Alicia y país de las maravillas

Respuestas a la pregunta

Contestado por yessicabosquez3
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no se si te ayude :)

Explicación:

No sabes lo contenta que estoy de volver a verte, querida mía! -dijo la Duquesa, mientras cogía a Alicia cariñosamente del brazo y se la llevaba a pasear con ella.

Alicia se alegró de encontrarla de tan buen humor, y pensó para sus adentros que quizá fuera sólo la pimienta lo que la tenía hecha una furia cuando se conocieron en la cocina. «Cuando yo sea Duquesa», se dijo (aunque no con demasiadas esperanzas de llegar a serlo), «no tendré ni una pizca de pimienta en mi cocina. La sopa está muy bien sin pimienta... A lo mejor es la pimienta lo que pone a la gente de mal humor», siguió pensando, muy contenta de haber hecho un nuevo descubrimiento, «y el vinagre lo que hace a las personas agrias.,. y la manzanilla lo que las hace amargas... y... el regaliz y las golosinas lo que hace que los niños sean dulces. ¡Ojalá la gente lo supiera! Entonces no serían tan tacaños con los dulces...»

Entretanto, Alicia casi se había olvidado de la Duquesa, y tuvo un pequeño sobresalto cuando oyó su voz muy cerca de su oído.

-Estás pensando en algo, querida, y eso hace que te olvides de hablar. No puedo decirte en este instante la moraleja de esto, pero la recordaré en seguida.

-Quizá no tenga moraleja -se atrevió a observar Alicia.

-¡Calla, calla, criatura! -dijo la Duquesa-. Todo tiene una moraleja, sólo falta saber encontrarla.

Y se apretujó más estrechamente contra Alicia mientras hablaba. A Alicia no le gustaba mucho tenerla tan cerca: primero, porque la Duquesa era muy fea; y, segundo, porque tenía exactamente la estatura precisa para apoyar la barbilla en el hombro de Alicia, y era una barbilla puntiaguda de lo más desagradable.

Sin embargo, como no le gustaba ser grosera, lo soportó lo mejor que pudo.

-La partida va ahora un poco mejor -dijo, en un intento de reanudar la conversación.

-Así es -afirmó la Duquesa-, y la moraleja de esto es... «Oh, el amor, el amor. El amor hace girar el mundo.»

-Cierta persona dijo -rezongó Alicia- que el mundo giraría mejor si cada uno se ocupara de sus propios asuntos.

-Bueno, bueno. En el fondo viene a ser lo mismo -dijo la Duquesa, y hundió un poco más la puntiaguda barbilla en el hombro de Alicia al añadir-: Y la moraleja de esto es...

«¡Qué manía en buscarle a todo una moraleja!», pensó Alicia.

-Me parece que estás sorprendida de que no te pase el brazo por la cintura -dijo la Duquesa tras unos instantes de silencio-. La razón es que tengo mis dudas sobre el carácter de tu flamenco. ¿Quieres que intente el experimento?

-A lo mejor le da un picotazo -replicó prudentemente Alicia, que no tenía las menores ganas de que se intentara el experimento.

-Es verdad -reconoció la Duquesa-. Los flamencos y la mostaza pican. Y la moraleja de esto es: «Pájaros de igual plumaje hacen buen maridaje».

-Sólo que la mostaza no es un pájaro -observó Alicia.

-Tienes toda la razón -dijo la Duquesa-. ¡Con qué claridad planteas las cuestiones!

-Es un mineral, creo -dijo Alicia.

-Claro que lo es -asintió la Duquesa, que parecía dispuesta a estar de acuerdo con todo lo que decía Alicia-. Hay una gran mina de mostaza cerca de aquí. Y la moraleja de esto es...

-¡Ah, ya me acuerdo! -exclamó Alicia, que no había prestado atención a este último comentario-. Es un vegetal. No tiene aspecto de serlo, pero lo es.

-Enteramente de acuerdo -dijo la Duquesa-, y la moraleja de esto es: «Sé lo que quieres parecer» o, si quieres que lo diga de un modo más simple: «Nunca imagines ser diferente de lo que a los demás pudieras parecer o hubieses parecido ser si les hubiera parecido que no fueses lo que eres».

-Me parece que esto lo entendería mejor -dijo Alicia amablemente- si lo viera escrito, pero tal como usted lo dice no puedo seguir el hilo.

-¡Esto no es nada comparado con lo que yo podría decir si quisiera! -afirmó la Duquesa con orgullo.

-¡Por favor, no se moleste en decirlo de una manera más larga! -imploró Alicia.

-¡Oh, no hables de molestias! -dijo la Duquesa-. Te regalo con gusto todas las cosas que he dicho hasta este momento.

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