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Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA.
La relajación no sólo es una de las técnicas más utilizadas en intervención
psicológica, sino que incluso podemos aseverar que forma parte del acervo
cultural propio de la Historia de la Humanidad. Y es que, de alguna manera, el
hombre ha utilizado estrategias naturales de afrontamiento a las situaciones
que le desbordaban por un exceso de activación con técnicas o procedimientos
que le han permitido contrarrestar los efectos nocivos de la misma. No
obstante, la investigación experimental ha permitido depurar y sistematizar una
serie de métodos de relajación que son los más eficaces para la obtención de
los beneficios que pueden conseguirse con estas técnicas. Podemos asegurar
que la mayor parte de técnicas de relajación estructuradas que se utilizan en la
actualidad tanto en la práctica profesional como en la investigación científica se
basan en dos técnicas desarrolladas a principios de este siglo: la relajación
muscular progresiva (RMP) (Jacobson, 1938) y el entrenamiento autógeno (EA)
(Schultz, 1931). Ambas se complementan, ya que se centran, respectivamente
en dos de las principales funciones de la relajación: el descenso en el tono
muscular, en lo que se refiere a la RMP y la sugestión y control mental del EA.
Posteriormente han aparecido procedimientos estructurados realmente
eficaces que reducen considerablemente la duración del entrenamiento y que
en realidad se llevan a cabo en la actualidad (Bernstein y Borkovec, 1973;
Lichstein, 1988, etc.).
La utilidad de la relajación estriba en que conduce a la consecución de un
estado de reducción de la activación general del organismo, con lo que esto
supone de beneficio, tanto a nivel subjetivo, puesto que resulta placentero,
como en lo que respecta a las propia salud física y psicológica. De hecho, en
muchos trastornos y enfermedades está implicado como uno de los factores
responsables un exceso de activación (trastornos cardiovasculares,
disfunciones gastrointestinales, fobias, etc.). En estos casos, la práctica de la
relajación no solamente resulta útil, sino que suele estar presente en alguna de
sus manifestaciones en el propio procedimiento terapéutico.
La relajación como procedimiento de reducción del exceso de activación no
se ciñe a una mera dimensión fisiológica, sino también a las otras dos
dimensiones relevantes de la emoción: los procesos cognitivos y la conducta
manifiesta (Fernández-Abascal, 1997).
En lo que respecta a la dimensión fisiológica, los efectos de la relajación son
los opuestos a los de la activación simpática. Así, a nivel fisiológico la relajación
produce, principalmente una disminución de los siguientes parámetros:
-Tensión muscular tónica
Explicación: