Historia, pregunta formulada por insaurraldemauro611, hace 16 horas

formación de los grandes estados europeos resumen​

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Contestado por danggodoy
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El primer significado de la palabra nación indicaba la idea de origen o descendencia; es decir, se refería al lugar de nacimiento de una persona. En cambio, durante el siglo XIX, la idea de nación se asoció a la construcción de Estados nacionales soberanos, con un territorio delimitado, donde habitaran los miembros de esa comunidad nacional, unidos por una historia, una cultura, una composición étnica y una lengua en común.

Pero primaba la heterogeneidad por sobre la presunta homogeneidad de las poblaciones y los territorios. Pocos de los habitantes de un Estado –aun los de los ya consolidados– se consideraban efectivamente parte de una nación. Esto era particularmente evidente en los casos de Italia y Alemania.

Por estas razones, los Estados necesitaron crear sistemas administrativos e instituciones educativas para homogeneizarlas que, además, permitieron consolidar la autoridad estatal y generar una común identidad nacional.

La construcción de la nación estaba, además, asociada a los intereses de las burguesías liberales, para quienes la organización nacional era una estrategia para proteger sus inversiones dentro de su territorio y la posibilidad de que los Estados cumplieran el papel de beneficiar, de  una u otra forma, al mundo de los negocios. Las naciones no se formaron como producto del desarrollo espontáneo; por el contrario, fueron, como todo proceso histórico, una construcción.

Por eso cobraron importancia aquellas instituciones que estaban en condiciones de imponer una uniformidad nacional, entre ellas, la escuela pública. En efecto, el objetivo de la educación primaria era, además de enseñar el alfabeto y la aritmética, inculcar los valores de la sociedad, una cultura y una historia común, y un idioma nacional. La extensión y la consolidación del sistema educativo eran, pues, más urgentes en aquellas regiones en las que la fragmentación social correspondía a una notable heterogeneidad étnica y lingüística.

La unificación de Italia

La península Itálica estaba dividida en varios reinos y Estados: el reino de las Dos Sicilias, en el sur; el Estado Vaticano, en el centro; el Imperio Austrohúngaro, en el nordeste; el reino de Piamonte y Cerdeña, en el noroeste, y otros pequeños reinos en el centro. En 1848, grupos republicanos nacionalistas, encabezados por Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi, se hicieron del poder en varias ciudades de Italia, pero fueron derrotados. En 1860, el proceso de unidad fue liderado por el reino de Piamonte y Cerdeña, encabezado por el rey Víctor Manuel y su ministro, el moderado Cavour. Mediante una hábil política diplomática, Cavour logró la unificación de Italia, que se completó en 1870 con la toma de Roma.

El proceso no estuvo exento de conflictos, debido a que el Papado y algunos grupos conservadores del sur de Italia entendían que la unificación les haría perder su poder local. El caso italiano es una clara muestra de la heterogeneidad de las naciones. Para el momento de la unificación, no más del 2,5% de sus habitantes hablaba italiano, mientras que el resto hablaba lenguas totalmente diferentes.

La unificación de Alemania

En Alemania, el proceso de unificación se inició con la decisión que Prusia tomó, en 1828, de organizar una unión aduanera, el Zollverein. El propósito de esta medida era facilitar el transporte de mercaderías y aumentar su volumen. Esta unión aduanera se creó en 1834.

Estaba compuesta por dieciocho Estados del centro y del sur de Alemania e incluía 23 millones de habitantes. Prusia obtuvo importantes ventajas económicas de esta medida, que eliminó las barreras aduaneras internas y amplió el mercado alemán limitando la importación de productos del resto de Europa. Esta decisión fue el precedente más sólido para la unificación política.

Las revueltas de 1848 hicieron que Federico Guillermo IV, el rey de Prusia, prometiera trabajar por una Alemania unida. Una asamblea se reunió en Francfort para discutir la composición del nuevo Estado. Sin embargo, el Rey rechazó el título de emperador que le ofreció la asamblea y provocó su disolución.

El constructor de la unificación alemana fue Otto von Bismarck, primer ministro y canciller del gobierno prusiano desde 1862. Bismarck, conocido como el canciller de hierro, buscaba lograr la unidad de Alemania bajo la hegemonía de Prusia y establecer una política centralizada en los aspectos diplomático y militar.

La unificación de Alemania se logró en 1871, luego de los enfrentamientos entre la Confederación Germánica, Prusia y Austria (1866) y una vez finalizada la guerra franco-prusiana (1870-1871), en la que Prusia obtuvo la victoria. En 1871, el rey Guillermo I de Prusia fue nombrado káiser (“emperador”) del Segundo Reich Alemán. En ese momento, los Estados independientes del sur de Alemania se unieron a los demás y quedó proclamado el nuevo reino. Bismarck fue destituido en 1890.

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