Figuras literarias de el poema la otra de Gabriela Mistral
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En segundo término, en la estrofa 7, Rojo considera que los dos primeros versos"La dejé que muriese / robándole mi entraña"parecen no tener coherencia lógica. En tercer lugar, Rojo ve también inconsecuencia lógica entre las estrofas 2 y 3, por un lado, y las estrofas 9 y 10, por otro. Finalmente, en la estrofa 9, los versos "y las gredas de fuego / al pasar me desgarran" han sido objeto de interpretaciones contrapuestas por Rojo y Münnich.
Pasaré revista ahora a los puntos centrales de las propuestas de Olea, Rojo y Münnich, siguiendo el orden de aparición de los estudios en que se ocupan del poema. Raquel Olea ve en el poema la confesión de la alteridad de la hablante, escindida entre una 'una' y una 'otra', alteridad que, según la investigadora, hacia el final del poema es asumida plenamente por la hablante. Al término del poema, la escisión entre una 'una' y una 'otra' no es motivo de preocupación sino que formaría parte integral de la personalidad total de la hablante. Interpretando esta aserción dentro del marco de la 'locura' en que está inserto el poema, el desajuste de la personalidad a que alude el título no sería tal, ya que aparecería superado hacia el final del poema, y la muerte mentada al comienzo y al final del poema no tendría lugar.
Olea comienza tratando de identificar tanto a la 'otra' del título como a la 'una' del primer verso "Una en mí maté", avenida que no considero fructífera, por la sencilla razón de que estas dos palabras tienen una función deíctica cuyo referente está ligado al contexto y no tienen necesariamente un significado conceptual fijo, que es lo que ayudaría a la indagación de Olea. La 'otra' del título apunta a alguien diferente de 'yo', alguien que no es 'yo', y la 'una' del primer verso apunta a esa misma 'otra', ya que está en contraposición al 'yo' contenido en la forma verbal "maté". Así, la oposición "una" vs. "otra" no es la que opera en el poema. La oposición que sí opera es la oposición "yo" / "la otra", ambas constituyendo 'partes' de la misma persona.
Olea ve tres partes en el poema: la primera constituida por los dos primeros versos, que Olea ve como el marco del poema en que se opone la 'una' a la 'otra'; la segunda incluye los versos 3 a 22 en que se describe a la una, la que ha muerto, y el resto, los versos 23 a 42 en el que "la hablante reconoce su propia culpa y se purifica ritualmente apelando a su propia interioridad escindida a reconstruir a la otra muerta como indicarían los versos 'Cruzando yo les digo: / Buscad por las quebradas / y haced con las arcillas / otra águila abrasada'" (Olea 1997: 159). Concuerdo con Olea en las primeras dos partes, pero propondré más adelante que la tercera parte de Olea debe dividirse en dos partes, para hacer un total de cuatro partes en el poema.
En su análisis de la primera parte, para tratar de aprehender el concepto de 'la otra', y reforzar su interpretación del poema, se apoya más en la dimensión social del concepto del 'Otro', que se ve por ejemplo en Todorov ("La cuestión del Otro"): el otro señala "un otro al que el yo, nosotros, no pertenecemos" (Olea 1997: 155). Cabe señalar que también menciona ella la naturaleza psicológica del concepto del otro al indicar que "existe también un otro interior en uno mismo, que permite descubrir nuestra heterogeneidad y nuestras contradicciones" (1997: 155-56). Es evidente que en el poema prima este aspecto psicológico del concepto del otro, no el aspecto social.
En la segunda parte, la descripción de la muerta, sobresalen, para Olea, los "elementos de la naturaleza: 'Era la flor llameando / del cactus de montaña, / era aridez y fuego; / nunca se refrescaba'"(1997: 157-58), que son imágenes que se referirían a la interioridad de la otra. La estrofa siguiente definiría a una mujer activa, que transforma la naturaleza con su aliento y, por habitar las montañas, sería una mujer en la que prima un estado de espíritu superior. La quinta estrofa, que mencionamos anteriormente como una que no es semánticamente transparente, es explicada por Olea de modo bastante escueto y sin aludir a su dificultad interpretativa: "Solitaria, su habla se endurecía en 'resinas' sin fluir en comunicación, sin alcanzar al otro; habla reprimida que reconoce su limitación y autocensura" (1997: 158). La estrofa aludiría a una mujer que prácticamente no habla, que se calla, por autocensura. Volveremos sobre esta estrofa más adelante. La estrofa siguiente, en que se opone la que no sabía doblarse y la que se doblaba, indicaría la incompatibilidad entre ambas partes constitutivas de la personalidad de