fabulas con inicio nudo y desenlace
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LA ABEJA Y LA PALOMACierto día muy caluroso, una paloma se detuvo a descansar sobre la rama de un árbol, al lado del cual discurría un limpio arroyuelo.
De repente, una abejita se acercó a beber, pero la pobrecita estuvo a punto de perecer arrastrada por la corriente. Al verla en tal aprieto la paloma, voló hacia ella y la sacó con el pico.Más tarde, un cazador divisó a la paloma y se dispuso a darle muerte. En aquel mismo instante acudió presurosa la abeja y para salvar a su bienhechora, clavó su aguijón en la mano del hombre.El dolor hizo que el cazador sacudiese el brazo y fallara el tiro, con lo que se salvó la linda y blanca palomita.
EL PERRO Y SU IMAGEN Cierto perro cogió entre sus dientes un gran pedazo de carne. "'¡Qué magnífico!", se dijo el incauto animal."Lo llevaré a casa y allí lo comeré a mi gusto".En el camino cruzó un arroyuelo, cuyas cristalinas aguas reflejaron su imagen, y le hicieron ver ingenuamente a otro perro con una presa más grande en el hocico.Como el animal tenía hambre, abrió la boca y se zambulló en el agua para coger el pedazo del otro perro. Mas, ¡oh, desencanto!, se sumergió hasta el fondo y no encontró a su rival.Entonces se dio cuenta, aunque tarde, de que su gula le había costado la pérdida de su propia presa.
LA TORTUGA Y EL ÁGUILA Una tortuga, cansada de arrastrar siempre su concha por la tierra, suplicó al águila la levantase por los aires lo más alto que pudiera.
Así lo hizo la reina de las aves, remontando a la tortuga por encima de las nubes. Al verse a tal altura, la tortuga exclamó:- ¡Qué envidia me tendrán ahora los animales que por el suelo se mueven, al verme encumbrada entre las nubes!Al oír esto el águila fue incapaz de soportar tanta vanidad y
soltó a la ilusa que, al caer sobre peñascos, se deshizo en mil
pedazos.
De repente, una abejita se acercó a beber, pero la pobrecita estuvo a punto de perecer arrastrada por la corriente. Al verla en tal aprieto la paloma, voló hacia ella y la sacó con el pico.Más tarde, un cazador divisó a la paloma y se dispuso a darle muerte. En aquel mismo instante acudió presurosa la abeja y para salvar a su bienhechora, clavó su aguijón en la mano del hombre.El dolor hizo que el cazador sacudiese el brazo y fallara el tiro, con lo que se salvó la linda y blanca palomita.
EL PERRO Y SU IMAGEN Cierto perro cogió entre sus dientes un gran pedazo de carne. "'¡Qué magnífico!", se dijo el incauto animal."Lo llevaré a casa y allí lo comeré a mi gusto".En el camino cruzó un arroyuelo, cuyas cristalinas aguas reflejaron su imagen, y le hicieron ver ingenuamente a otro perro con una presa más grande en el hocico.Como el animal tenía hambre, abrió la boca y se zambulló en el agua para coger el pedazo del otro perro. Mas, ¡oh, desencanto!, se sumergió hasta el fondo y no encontró a su rival.Entonces se dio cuenta, aunque tarde, de que su gula le había costado la pérdida de su propia presa.
LA TORTUGA Y EL ÁGUILA Una tortuga, cansada de arrastrar siempre su concha por la tierra, suplicó al águila la levantase por los aires lo más alto que pudiera.
Así lo hizo la reina de las aves, remontando a la tortuga por encima de las nubes. Al verse a tal altura, la tortuga exclamó:- ¡Qué envidia me tendrán ahora los animales que por el suelo se mueven, al verme encumbrada entre las nubes!Al oír esto el águila fue incapaz de soportar tanta vanidad y
soltó a la ilusa que, al caer sobre peñascos, se deshizo en mil
pedazos.
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