extraer del siguiente texto lo que se señala al final doy corona
Con solo tres años salió de casa sin ser visto. El mundo era un universo de maravillas por descubrir. El quiquiriquí mañanero, alertó a todo aquel que aún no había despertado. Las rosas, los nardos y las cayenas hacían alarde con sus maravillosos colores. En las casas cercanas los animales tenían un alboroto, siempre que el carro descompuesto del Señor Hipólito, pasaba camino a la iglesia, para visitar al párroco y hacer la contribución de todos los meses. A pesar de su menuda presencia, nadie notaba que iba caminando hacia la plaza, solo para encontrarse con las ardillas y ver como jugueteaban entre los jabillos. En el centro había un árbol gigante que daba sombra a casi todo la plaza. Era un árbol enorme y estaba cargado con cientos de mangos que perfumaban toda la cuadra. En casa la madre se aterró cuando no lo vio en su habitación. Empezó a buscarlo por toda la casa, en el patio, en los depósitos y la calma forzada desapareció en un instante. -¡Benjamín! ¿Dónde estás? – Gritó con preocupación. Su voz se escuchó en las casas vecinas, en la jefatura y llegó hasta la iglesia. En la plaza todo era paz y quietud. Como pudo logró subirse al banco friísimo de mármol donde acostumbraba sentarse con sus padres. No era hora de sentarse en la plaza. La gente muy temprano se preparaba un café para acompañar el desayuno, pedía la bendición antes de salir, regaba las matas de las ventanas… Pero sentarse en la plaza era costumbre a eso de las 8:00 de la mañana, para saludar, leer alguna noticia o encontrarse accidentalmente con alguien y preguntar por los enfermos. Eran las 6:15 y apenas empezaba a asomarse el cristofué, el pájaro carpintero y algunos torditos. Mientras, la madre de Benjamín había revisado por debajo de las camas, en cada armario, detrás de las puertas y el niño no había dejado rastro… Julia era la muchacha de servicio, tenía 20 años y no hablaba con nadie. Ella era como un muro. No expresaba angustia, pero se unió a la búsqueda. El padre se vistió de inmediato y en la nerviosa búsqueda notó la puerta entreabierta. Sin pensarlo salió a la calle. Solo divisó a la Señora Noelia que empezaba a barrer el frente de su casa, al italiano que iba a la estación de autobuses y la nube de polvo que todavía flotaba, luego que pasara el carro del Señor Hipólito. El tiemplo pasaba y las campanadas de la iglesia anunciaron las 7:00 de la mañana. Y como un acuerdo, varias puertas se abrieron y la gente comenzó a salir. No había urgencia porque era sábado y día feriado. El sonido más discordante era el carrito de Prudencio, un vendedor de torrejas y catalinas que los fines de semana, se instalaba en la plaza. ¡La plaza! ¡Ese era una excelente alternativa! Era un lugar muy colorido y la mejor opción para un pueblo de 340 habitantes, de un lugar sin nombre en medio de una ciudad olvidada por los gobernantes, cuyos rostros dejaron de importar hace tiempo. ¡La plaza! Benjamín se dispuso a arrancar cayenas y azaleas para llevarle a su mamá. Encontró una piedrita brillante parecida a un martillo, para entregárselo a su papá. Quiso atrapar una ardilla, pero no pudo. A esa hora comenzaron a llegar palomas, azulejos y golondrinas. La fragancia de las torrejas le hizo agua la boca, le dio hambre y se quiso devolver a su casa. Iba con gran alegría por los obsequios que llevaba. Vio a su padre correr hasta él, ambos se abrazaron y el niño con entusiasmo insuperable le dijo: ¡Papá, mira: Palomas…! A continuación extrae del texto anterior a) Un símil: _________________________________________________________ b) Una onomatopeya: _________________________________________________________
c) Una imagen olfativa: _________________________________________________________
d) Una imagen visual: _________________________________________________________
e) Una imagen táctil: ________________________________________________________
f) Una imagen gustativa: ________________________________________________________
g) Una imagen auditiva: ________________________________________________________
g) Una personificación: ________________________________________________________
h) Una hipérbole: ________________________________________________________
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e maravillas por descubrir. El quiquiriquí mañanero, alertó a todo aquel que aún no había despertado. Las rosas, los nardos y las cayenas hacían alarde con sus maravillosos colore
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