Expriqie 3 cambios que dieron durante la republica liberal,en favor de los trabajadores colombianos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Alfonso López Pumarejo fue un improbable líder revolucionario: era “un burgués progresista”, como lo llamaría cuarenta años más tarde su hijo Alfonso López Michelsen. Nieto de uno de los jefes de los artesanos de Bogotá durante la dictadura de Melo a mediados del siglo XIX, hijo de un exportador de café y banquero que a principios del XX llegó a ser uno de los colombianos más ricos de su tiempo, y banquero quebrado él mismo y hombre de negocios que se dio a la política cuando le fracasaron los negocios, como a todo el mundo en esos días de la Gran Depresión. Su gobierno, hecho de jóvenes liberales de izquierda, llegó en 1934 proponiendo reformas radicales basadas en la intervención resuelta del Estado, no sólo en lo político sino en lo económico y social. El propio presidente anunció en su discurso de posesión cambios impresionantes:El deber del hombre de Estado es efectuar por medios pacíficos y constitucionales todo lo que haría una revolución por medios violentos.
Pero su Partido Liberal, salvo unas minoritarias vanguardias entusiastas de jóvenes intelectuales, periodistas, estudiantes y dirigentes sindicales, no estaba preparado para eso: seguía siendo mayoritariamente un partido caciquil de gamonales, de abogados y de terratenientes, como en los tiempos de Murillo Toro o del general Santander. Por eso López mismo, mediada su administración, tuvo que anunciar una “pausa” en las reformas. Pues pese a tener un Congreso homogéneamente liberal (el jefe conservador Laureano Gómez había ordenado la abstención electoral de su partido) este estaba hecho de liberales de muy distintos matices, “desde Manchester hasta el Frente Popular”: y eran más los de Manchester.
Así que las reformas anunciadas casi no pasaron del papel a la realidad de los hechos. Una reforma constitucional que aspiraba a “quebrarle las vértebras” a la Constitución teocrática y cuasimonárquica de 1886, pero que no pasó de ser —diría el propio López— “un compromiso entre la cautela y la audacia”; una reforma agraria que por enésima vez (desde el presidente de la Real Audiencia Venero de Leyva en el siglo XVI) proponía redistribuir la tierra, y tampoco esta vez lo consiguió: su famosa Ley 200 de 1936, sin llegar a aplicarse, se volvió “un criadero de demandas”, y a los pocos años fue revertida por la no menos famosa Ley 100 de 1944, bajo el segundo gobierno del mismo López Pumarejo; una reforma tributaria que por primera vez puso a los ricos a pagar impuesto de renta y patrimonio, como suma a los que ya pagaban los pobres: la alcabala sobre los “vicios populares” del tabaco y el aguardiente; una reforma laboral que consagraba el derecho a la huelga: una reforma de la educación universitaria.
Explicación:
me darias corona y corazon si te ayude