Arte, pregunta formulada por AdamarysLopez8161, hace 1 año

expresiones teatrales preamericanas .

Respuestas a la pregunta

Contestado por tatiana2225555
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En el siglo XIV, cuando aparecieron las primeras expresiones teatrales en Pinerolo, el “comune” ya había alcanzado cierta estabilidad política y social. En esta ciudad, a diferencia de lo sucedido en Susa, Aosta y Turín, no se había dado un paréntesis romano, con circos y teatros para juegos y espectáculos, y fue el clero el primero en proponer nuevas formas de expresividad que se materializaban específicamente, según modalidades recitativas comunes a todos los países europeos, en representaciones sacras, inspiradas en episodios del evangelio, en la vida de los santos o en obras que versaban sobre las virtudes cristianas.

Muy poco sabemos, sin embargo, de cómo se realizaban estas obras, a menudo transcriptas como “ludi”. Lo cierto es que se trataba de representaciones mudas, mímicas y gestuales, que sólo interpretaban los religiosos, a los cuales se sumaron posteriormente laicos instruidos en sus respectivos papeles por los clérigos.

Los lugares que habitualmente se escogían para la práctica recitativa eran las plazas y los tramos más anchos de las calles próximas a las iglesias, y las ocasiones para hacerlo eran las fiestas religiosas más importantes, entre las cuales destacaba la de Corpus. Las fechas más recurrentes eran Natividad y la Pasión de Jesús. El más antiguo testimonio de teatro local se remontaría a 1369 y la celebración se habría realizado en la plaza del burgo superior, en frente de la Iglesia de San Mauricio.

En el burgo de abajo (sector de San Donato), las representaciones eran menos frecuentes y ello significaba que las posibilidades económicas y políticas de los vecinos eran menores que las del rico burgo superior, y que el contexto urbanístico era menos propicio para tales manifestaciones.

Las autoridades comunales contribuían en parte a la puesta escénica con telones, decorados y palcos para el público que se adosaban a las paredes de las casas. A los propietarios de éstas, de por sí indignados por tales instalaciones, se les obligaba, además, a contribuir al éxito de las representaciones, exponiendo tapices y flores desde sus puertas y ventanas.

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