explique el proceso de proclamación del glorioso Evangelio de jesusucristo según los evangelios
Respuestas a la pregunta
Para determinar el sentido del concepto bíblico “predicar”, es conveniente examinar el significado de los términos hebreos y griegos originales. La palabra griega kē·rýs·sō, que por lo general se traduce “predicar”, tiene el sentido primario de “proclamar como heraldo; ser heraldo; oficiar de heraldo; proclamar (victorioso)”. Un sustantivo de la misma familia es kḗ·ryx, que significa “pregonero; divulgador; enviado; heraldo (que hacía proclamación y mantenía el orden en asambleas, etc.)”. Noé es la primera persona a la que se llama “predicador” (2Pe 2:5), aunque la actividad profética que anteriormente había llevado a cabo Enoc puede que implicara cierta predicación. (Jud 14, 15.) La predicación de justicia que Noé hizo antes del Diluvio probablemente incluyó una llamada al arrepentimiento y una advertencia de la destrucción venidera, como se desprende del comentario de Jesús en cuanto a que las personas “no hicieron caso”. (Mt 24:38, 39.) Por consiguiente, la proclamación pública que Noé efectuó con la autorización divina no fue principalmente un mensaje de buenas nuevas.
Así como se proclamaron amonestaciones, advertencias y juicios, también se proclamaron buenas nuevas de victoria, liberación y bendiciones, como también de alabanza a Jehová Dios. (1Cr 16:23; Isa 41:27; 52:7;
Las Escrituras Hebreas también predijeron la obra de predicación que efectuarían Cristo Jesús y la congregación cristiana. Jesús citó Isaías 61:1, 2 y dijo que allí se predecía su comisión divina y su autorización para predicar. (Lu 4:16-21.) En cumplimiento del Salmo 40:9 (el apóstol Pablo aplicó a Jesús los versículos precedentes en Heb 10:5-10), Jesús ‘anunció las buenas nuevas [una forma de ba·sár] de justicia en la congregación grande’. El apóstol Pablo citó Isaías 52:7 (concerniente al mensajero que llevaba las noticias sobre la liberación de Sión de su cautiverio) y relacionó esas palabras con la obra de predicación de los cristianos. (Ro 10:11-15.) En las Escrituras Griegas Cristianas. Aunque Juan el Bautista anduvo principalmente en las regiones desérticas, efectuó la obra de predicador o mensajero público, anunciando a los judíos que acudían a él que se había acercado el Mesías y el reino de Dios y llamándolos al arrepentimiento. (Mt 3:1-3, 11, 12; Mr 1:1-4; Lu 3:7-9.) Juan fue al mismo tiempo profeta, maestro (con discípulos) y evangelizador. (Lu 1:76, 77; 3:18; 11:1; Jn 1:35.) Era “representante de Dios” y testigo suyo. (Jn 1:6, 7.)
El tema de la predicación de Jesús fue: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mt 4:17.) Como heraldo oficial, Jesús alertaba a sus oyentes de la actividad de su Dios soberano y de que aquel era un tiempo de oportunidad y decisión. (Mr 1:14, 15.) Como predijo Isaías, no solo llevó buenas nuevas y consuelo a los mansos, a los quebrantados de corazón y a los que estaban de duelo, además de proclamar libertad a los cautivos, sino que también proclamó “el día de la venganza de parte de nuestro Dios”. (Isa 61:2.) Jesús anunció con denuedo los propósitos, decretos, nombramientos y juicios de Dios ante los gobernantes y ante el pueblo.
El tema de la predicación cristiana continuó siendo “el reino de Dios”. (Hch 20:25; 28:31.) Sin embargo, su proclamación contenía rasgos adicionales si se compara con la que se efectuó antes de la muerte de Cristo. El “secreto sagrado” del propósito de Dios se había revelado por medio de Cristo; su muerte en sacrificio había llegado a ser un factor vital en la fe verdadera (1Co 15:12-14), y su ensalzada posición como Rey y Juez asignado por Dios debía ser reconocida y aceptada por todos aquellos que obtendrían el favor divino y la vida. (2Co 4:5.) Por lo tanto, se dice a menudo que los discípulos ‘predican a Cristo Jesús’. (Hch 8:5; 9:20; 19:13; 1Co 1:23.) Un estudio de su actividad pone de manifiesto que su ‘predicación acerca de Cristo’ no implicaba que dieran a entender a sus oyentes que Cristo era una figura independiente o separada del reino de Dios y de su propósito global. Más bien, proclamaron lo que Jehová Dios había hecho para su Hijo y por medio de él, y cómo se estaban cumpliendo y se cumplirían en Jesús los propósitos de Dios. (2Co 1:19-21.) De modo que toda esa predicación era para la propia alabanza y gloria de Dios, “mediante Jesucristo”. (Ro 16:25-27.)
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