Explique el periodo caudillista en Bolivia desde 1848 a1880
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El fenómeno del caudillismo se ha vuelto a retomar como un objeto de reflexión por la historiografía. La tradicional concepción que atribuía la construcción del caudillo como un mero producto del carisma personal, indudablemente, redujo la complejidad del fenómeno. Hoy se tiende a resaltar el origen social del caudillismo. Las nuevas interpretaciones sobre los orígenes del caudillismo, en efecto, sostienen que ese fenómeno encontró un marco propicio para desarrollarse en aquellos espacios regionales donde el ordenamiento colonial borbónico comenzó tempranamente a desbaratarse. El fracaso de las reformas borbónicas en Hispanoamérica a principios del siglo xix y, simultáneamente, la invasión francesa de la metrópoli española en 1808 provocaron la virtual dislocación del férreo centralismo burocrático español en las colonias americanas. En seguida, muchos espacios administrativos americanos optaron por no acatar la demanda de las autoridades españolas, tanto en la metrópoli como en el mismo suelo americano, de mantener la lealtad al monarca cautivo primero a través de la Junta Central y, luego, mediante la Regencia. El inevitable estallido de las revoluciones hispanoamericanas, allí donde se hizo más intenso y recalcitrante, produjo el asentamiento de un sin número de autoridades locales sin ningún tipo de control central, que terminaron convertidos en verdaderos caciques. Este caciquismo político y localista encontró en la formación de las repúblicas el marco propicio para ampliar sus esferas de influencia a un ámbito de control primero regional y luego nacional. Esta fue la secuencia tanto social como histórica de la constitución del caudillo militar en América.
La evolución social del caudillismo latinoamericano a lo largo del siglo xix es, a diferencia de sus orígenes, menos conocido. La aproximación a su estudio se dificulta por el alto grado de desprecio que la política y el recuento de los acontecimientos todavía despiertan entre los historiadores. Pero hoy es cada vez más claro que sin una aproximación, asimismo, política y cultural al rol del caudillismo en la construcción de las identidades nacionales en estos países, nuestra visión de este problema seguirá siendo sólo parcial.