Explicación del origen divino del poder político en el siglo 18
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Antes de exponer las formas en que ha cristalizado históricamente el Poder
político nos referiremos sintéticamente a las teorías justificadoras del mismo.
Son muchas. Podríamos clasificarlas con Sánchez Agesta, en cuatro: la doctrina
<lel origen divino del Poder, la justificación voluntarista, las que niegan la razón
de ser del Poder y teorías empírica, relativista y pragmática (30). Otras clasificaciones se han propuesto. Sirva tan sólo de ejemplo la de B. de Jouvenel.
El autor francés parte del principio que «conocer las causas de la obediencia es conocer la naturaleza del Poder». El Poder se basa en las creencias.
Todo Poder tiene unos principios que le son inherentes y que son la causa de
la obediencia. «Se ha afirmado que el Poder debía ser obedecido «por qué» y
«para qué». En la dirección de «por qué» se han desarrollado las teorías de la
soberanía. La causa eficiente de la obediencia, se ha dicho, reside en un derecho
que posee el Poder, el cual le viene de una majestas que él posee, encarna o
•representa. El Poder posee este derecho con la condición necesaria y suficiente de
que sea legítimo, es decir, por razón de su origen. En otra dirección se han
desarrollado las teorías de la función estatal. La causa final de la obediencia
se ha dicho consiste en el fin que persigue el Poder, y que es el bien común,
de cualquier manera que se le conciba. Para que merezca la docilidad del súb-
•dito es preciso y basta que el Poder busque y procure el bien común».
Aunque B. de Jouvenel reconoce que hay pocas teorías «que no reclaman
el ser a la vez que la causa final», no obstante, en aras de una mayor claridad,
-considera por separado ambas clases de teorías justificadoras de la obediencia
y, por ende, del Poder. Un Poder tiene razón de ser cuando es legítimo, «pero
es evidente que su legitimidad no le viene más que por la conformidad con
que los hombres estiman el ejercicio legítimo del Poder...» (31). Por consiguiente,
!as teorías en torno al «por qué» y «para qué» debe ser obedecido un Poder
son las que justifican su existencia y su legitimidad.
B. de Jouvenel subclasifica las teorías del «por qué» en teorías de la soberanía divina y de la soberanía popular (en esta categoría trata, erróneamente, de
las doctrinas del origen divino mediato del Poder y de la soberanía popular
democrática). Todas estas teorías, dice B. de Jouvenel, «tienden a hacer obedecer
a los subditos, mostrándoles detrás del Poder un principio trascendente, Dios
o el pueblo, armado de un derecho absoluto», y también, según el autor, «Ino
ha habido ninguna teoría que, desviándose, antes o después, de su primera intención, no haya reforzado al Poder procurándole la poderosa ayuda de un
soberano invisible hacia el cual tendía y con el que lograba identificarse