explicación cientifica de como mantienen los adolescentes su habitación
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Los adolescentes necesitan tener una habitación propia para empezar a tantear el camino de la independencia. “Su habitación es fundamental –explica Joseph Knobel Freud, psicoanalista–. Les permite ir probando cómo se sienten solos en su espacio antes de irse de casa. Por eso es importante que esté a su gusto”. Es un espacio de libertad, pero también una guarida. Un lugar en el que capear el temporal en una época en la que se viven muchos cambios físicos, psicológicos y sociales. El adolescente está dejando de ser un niño y ya se le empiezan a exigir responsabilidades adultas. Como señala Carles Feixa, antropólogo de la Universitat de Lleida, “la habitación es como su segundo útero: un espacio seguro y protegido, en el que acumular fuerzas físicas y emocionales para enfrentarse al mundo”. El primer útero se abandona con el nacimiento físico a la vida. Y el segundo útero sería la adolescencia, que se abandona con el nacimiento a la vida social: al trabajo, a las relaciones externas a la familia, a la pareja. “En nuestra sociedad, ese segundo nacimiento se expresa en ritos de paso privados: la habitación reemplaza la cabaña iniciática de las sociedades tribales”.
El problema es que muchos padres entran en la habitación de su hijo adolescente y no se quedan, precisamente, fascinados. Quieren orden, higiene, unos horarios para que su hijo no esté toda la noche jugando a videojuegos… Unos mínimos que, muchas veces, su hijo no está muy inclinado a cumplir. Entonces, ¿dónde empieza y dónde acaba la jurisdicción paterna? ¿El hecho de que se le dé una habitación a un adolescente es una patente de corso para que haga lo que le venga en gana? No siempre es sencillo marcar la frontera entre los derechos que tiene el adolescente y las obligaciones o los límites que pueden imponer sus padres. “El problema es que los adolescentes se oponen a los límites aunque los puedan necesitar”, comenta Carlos Blinder, psiquiatra y psicoanalista. Esta pugna de criterios muestra que este está definiendo sus gustos, su personalidad y su independencia. “El adolescente está diciendo: ‘No soy como vosotros y no quiero ser como vosotros’. Por eso, hasta cierto punto, este tipo de conflictos en lo que respecta a la habitación son saludables”, considera Íñigo Ochoa de Alda, psicólogo. Aunque a los padres no estén encantados con su papel de sparrings, “estas peleas ayudan a formar el carácter de su hijo. Este se siente más autónomo. Y, si luego se consigue llegar a un acuerdo, es un síntoma de que la relación entre padres e hijos es, como mínimo, bastante buena”.
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