Explica por qué la tarea de Confucio se denominó "la reforma de las costumbres"
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Sobre Confucio
Las enseñanzas de Confucio, el filósofo de moda
Las enseñanzas de Confucio —el mayor filósofo, maestro y pensador de toda la historia de China y de fama mundial— están siendo recogidas por las actuales generaciones de chinos que desean aplicarlas ahora a la realidad de un país en continuo crecimiento, desarrollo económico y explosión consumista. Incluso Hanban —Órgano Ejecutivo del Consejo Internacional del Idioma Chino— pensó en su nombre para difundir la enseñanza del mandarín en todo el mundo a través de los Institutos Confucio, cuya red cuenta ya con más de 300 centros docentes. Así, sus obras se leen ahora como las de los viejos clásicos occidentales y sus máximas y consejos se valoran como se hizo en la antigüedad, revalorizando el carisma de las enseñanzas de Confucio.
Conocido en Occidente por su título de respeto, derivado de Kong Fu Zi (Kong, el Sabio), su verdadero nombre era Kong Zi. Filósofo, teórico social y fundador de un sistema ético, vivió en la China feudal de hace 2.500 años —entre el 551 y el 479 a.C.—. Su pensamiento fue introducido en Europa por el jesuita Matteo Ricci (1552-1610), primera persona en latinizar el nombre de Confucio.
Nació en el pueblo de Qufu, en el antiguo reino de Lu —actual provincia de Shandong—, en el seno de una familia de terratenientes descendientes de la familia real de la dinastía Shang (1600-1046 a.C.), el clan de los Kong, durante el Periodo Primavera y Otoño (770-475 a.C.). Su padre murió cuando Confucio tenía tres años y dejó a la familia en la pobreza. Confucio, a pesar de ello, recibió una esmerada educación hasta que su madre falleció cuando él contaba con 17 años de edad, quedando huérfano de padre y madre siendo muy joven, lo que le llevó a pasar una adolescencia llena de penurias y tristezas.
Con 20 años, trabajó en los graneros estatales y como pastor cuidando de cabras mientras compaginaba sus estudios, hábito que no le abandonaría en toda su vida. Ya de adulto, trabajó para la administración del Estado de Lu como educador y político, llegando a alcanzar el rango de Ministro de Justicia a los 52 años. Durante este periodo, Confucio estableció numerosas reformas que condujeron a una administración de justicia caracterizada por su imparcialidad y por la práctica erradicación del crimen. Sin embargo, dimitió del cargo años más tarde, ya que no estaba de acuerdo con la política que seguía el príncipe, y se dedicó en pleno a la enseñanza y sin llegar a poner nunca en marcha los ideales políticos que tanto anhelaba.
Así, viajaba solo de un lado a otro instruyendo a los contados discípulos que se reunían en torno a él. Su fama como hombre de saber y carácter, con gran veneración hacia las ideas y costumbres tradicionales, pronto se propagó por el reino de Lu y luego a toda China. Además de enseñar, Confucio catalogó y ordenó los poemas, la historia, los rituales y la música de la dinastía Zhou (1046-256 a.C.). Estos documentos se convertirían más tarde en obras clásicas y en material de enseñanza fundamental para la educación política.
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