- explica los ideales de la "ilustración" exponiendo el concepto de liberalismo y república.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:La corriente que durante el siglo XIX se denominó catolicismo liberal tiene raíces que se remontan varios siglos atrás. En este caso, a la época del Renacimiento, ligadas al llamado humanismo cristiano, cuyo principal exponente fue Erasmo de Róterdam, y para el caso español, el grupo de intelectuales reunidos en torno a la Universidad de Alcalá de Henares, fundada por el cardenal Jiménez de Cisneros.
Más adelante, en el siglo XVIII, la Ilustración influyó en varios círculos de católicos franceses, belgas, alemanes y neerlandeses, constituyéndose doctrinas (galicanismo, molinismo y josefismo, entre otras) que exaltaban el individualismo y la racionalización de las concepciones y expresiones religiosas (libre albedrío, moral austera, rechazo a las prácticas barrocas) al igual que una modificación de la organización religiosa, al apoyar los intentos de creación de Iglesias nacionales. En el siglo XVIII esta corriente recibía el nombre de catolicismo ilustrado. El catolicismo liberal mantuvo en el siglo XIX el siguiente desarrollo:
Índice
1 El neocatolicismo
2 La coyuntura de la Revolución de 1848
3 Bastiones del catolicismo liberal
4 Referencias
El neocatolicismo
Luego de la Revolución Francesa, y a raíz del avance del liberalismo en Europa, además de la reacción de gran parte del clero católico, guiado por el papa, se dio así mismo una nueva etapa del intento de conciliación entre los principios cristianos y las ideas surgidas de la Ilustración. Este intento fue liderado en su mayoría por laicos y el bajo clero. Sus propuestas, con mayor o menor éxito, influyeron sobre la Iglesia en la manera de ver las nuevas condiciones político-sociales. De acuerdo con algunos especialistas, este intento se inscribe dentro de una tendencia intelectual denominada neocatolicismo y es definida por el primero como una propuesta de «escritores de la fe católica que modificaron la expresión de esta fe para justificarla a los ojos de un público moderno separado de la Iglesia».
El neocatolicismo tuvo mucha influencia del catolicismo ilustrado del siglo XVIII. Por otra parte, las propuestas neocatólicas durante el siglo XIX, época caracterizada por un dominio de las corrientes tradicionalistas en la institución eclesiástica, tuvieron que soportar resistencias externas e internas, teniendo que adoptar entonces posiciones defensivas.
La oportunidad para estas corrientes se dio gracias a que si bien la ciencia moderna había quitado a la religión la posibilidad de explicar el mundo y el destino del ser humano, no había podido aportar por sí misma nada que pudiera reemplazar los valores morales tradicionalmente unidos a la representación religiosa del universo. De esta forma la religión logró mantenerse en escena con credibilidad; por otra parte ella tenía la ventaja de que la verdad que enseñaba incluía el destino del hombre, algo que la filosofía de las luces no podía ofrecer.
Sin embargo, aceptar como parte del "plan de Dios" aquellos valores modernos que gran parte de la institución eclesiástica rechazaba suscitó resistencias internas. Las corrientes neocatólicas -que tuvieron su gran centro de difusión en Francia y Bélgica- al tener la característica de ser un cálculo conservador conjugado con una apertura al futuro, causaron controversia tanto en sectores del catolicismo como en el público profano, quien nunca les aseguró un buen porvenir.
Los primeros pensadores neocatólicos fueron principalmente Ballance, Chateaubriand y luego Félicité Robert de Lamennais. Posteriormente otros escritores continuaron desarrollando sus legados, aunque tomando opciones que giraron, en torno al socialismo, o hacia el liberalismo, distanciándose mutuamente. Encontramos en esta etapa, entre muchos otros, a Charles de Coux, Philippe Bucheoz, Fréderick Le Play y la llamada Escuela de Angers. No sobra recordar que este proceso de adaptación e intercambio entre el catolicismo y el mundo secular continuó desarrollándose hasta nuestros tiempos, teniendo su momento de reconocimiento por parte de la institución eclesiástica con el Concilio Vaticano II (1962-1965).
Respuesta:
no se la verdad
Explicación:
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