Explica cómo se evidencia el fenómeno de transculturación a partir de la Literatura de La Colonia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Gracias a dicho argumento, Ortiz logra distanciarse de posturas positivistas absolutas, en cuanto no concibe la sociedad en términos lineales basados únicamente en los postulados eurocentristas. En fin, desde la primera valoración hecha al concepto de transculturación —por Malinowski— sostiene que este «permitía caracterizar con mayor acierto procesos de recíproca aportación entre dos culturas, ambas activas y que contribuyen al advenimiento de una nueva realidad» (Weinberg, 2002: 36).
Ahora, como es lógico, Ortiz no fue un rayo en un cielo sereno (Podetti, 2004: 2). Su obra está inscripta en una secuencia de reflexión sobre la naturaleza social y cultural de américa latina que contiene obras tan diversas como Las democracias latinas de América (1912) y La creación de un continente (1913) del peruano Francisco García Calderón, Eurindia (1924), del argentino ricardo rojas, La raza cósmica (1925), del mexicano José Vasconcelos, o Casa Grande e senzala (1934) del brasileño Gilberto Freyre, solo por mencionar algunos nombres significativos de una lista que es más extensa; obras que tienen de común denominador el análisis del proceso formativo de la sociedad latinoamericana, proceso que contempla la mutación de todos los elementos, aun antes de que su entrecruzamiento empiece a generar la nueva síntesis. En este sentido, Ortiz también aborda la velocidad de esas mutaciones:
Ese amestizamiento de razas y culturas sobrepuja en trascendencia a todo otro fenómeno histórico. Toda la escala cultural que Europa experimentó en más de cuatro milenios, en Cuba se pasó en menos de cuatro siglos. Se saltó en un instante de las soñolientas edades de piedra a la muy despertada del renacimiento. En un día se pasaron en Cuba varias edades; se diría que miles de «años-cultura» si fuere admisible una tal métrica para la cronología de los pueblos14 (Ortiz, 1983: 88).
Por otro lado, también se ha reflexionado en torno de la capacidad del concepto para interpretar fenómenos caracterizados por la asimetría y el conflicto en el contacto de culturas, como lo son los procesos que resultan de la expansión colonial. En ese sentido, resulta imperativo evocar otro concepto de enorme productividad, el de «heterogeneidad», planteado por antonio Cornejo Polar para estudiar fenómenos con características afines.15
De manera sucinta, el trabajo de Ortiz forma parte del «conjunto de esfuerzos por encontrar categorías de análisis que permitan interpretar procesos de largo alcance histórico y geográfico y a su vez contribuyan a superar críticamente el discurso sobre lo nacional» (Weinberg, 2002: 40).
En efecto, pensar la cuestión indígena como lo hace Mariátegui; pensar al gaucho como lo hace Ezequiel Martínez Estrada en su Radiografía de la pampa (1996 [1933]) o encontrar, como muestra Gilberto Freyre en Casa grande e senzala (1998 [1934]), una formación característica de un proceso de expansión colonial; junto a la propuesta de grandes categorías como la de «transculturación» es señal de una formulación diferente con respecto a las nacionalidades latinoamericanas.