Explica cómo era la sociedad de Palestina en tiempos de Jesús.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Es una provincia que está situada entreGalilea al norte y Judea al sur, estaba habitada por una población que no era"puramente" judía en sus orígenes. ... Los judíos tenían a los samaritanos comoherejes y no querían ningún trato con ellos.
Respuesta:
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Explicación:
Es una provincia que está situada entre Galilea al norte y Judea al sur, estaba habitada por una población que no era "puramente" judía en sus orígenes. Desde el año 721 a.C. (invasión asiria), se habían instalado allí emigrantes de origen asirio, quizás junto con otros israelitas, de tal forma que las diferentes etnias y creencias se habían mezclado, dando origen a un pueblo multi-étnico. Por eso para los judíos, los samaritanos eran un pueblo impuro ya que su sangre estaba contaminada por la de otros pueblos extranjeros.
Sin embargo los samaritanos, creían ser los verdaderos descendientes de los hijos de Israel, y fueron quienes preservaron la escritura hebrea arcaica. En el siglo III antes de Cristo, el Rabí Hisda (miembro del Sanedrín) explicaba que los "pueblos ordinarios" a los que fue entregada la escritura hebrea arcaica eran, de hecho, los samaritanos. Ellos se consideraban fieles a la Ley, verdaderos israelitas, por ello la samaritana habla de "nuestro padre Jacob".
Ellos tenían su propio templo sobre el monte Garizim (Jn 4,20). Entre los judíos y samaritanos se había desarrollado un odio mutuo, ya que en el 107 antes de Cristo, el judío Juan Hircano se apoderó de Siquén, capital de Samaria, y destruyó el templo de Garizim. Herodes el Grande lo restauró en el año 30 antes de Cristo y se casó con una samaritana. En el año 6 después de Cristo, los samaritanos profanaron gravemente el templo de Jerusalén arrojando en él por la noche huesos humanos, precisamente en el día de Pascua. Desde entonces se creó una hostilidad implacable.
Los samaritanos negaban la importancia religiosa de Jerusalén. Los judíos tenían a los samaritanos como herejes y no querían ningún trato con ellos. Cuando los samaritanos iban a Jerusalén, los judíos no les permitían pasar del sitio reservado a los paganos, ni siquiera les aceptaban sacrificios expiatorios, ni penitenciales, ya que consideraban que no adoraban a Dios como era debido.
El Evangelio de Juan hace eco de ello en (Jn 4,9). Que un judío calificase a otro de "samaritano" era una grave injuria, por ello a Jesús lo insultan los dirigentes judíos diciéndole: ¿No tenemos razón en decir que eres un samaritano y que estás endemoniado?. En Lc. 10,37, el escriba evita pronunciar la palabra «samaritano».