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EXPERIENCIA DE VAN HELMONT
La generación espontánea estaba avalada por respetadas personalidades. La habían defendido Aristóteles, Plotino, San Agustín y Santo Tomás de Aquino. Algunos arriesgaron recetas. El alquimista Johann Van Helmont (siglo XVII) publicó cómo fabricar ratones con trapos viejos y un poco de trigo.1 Para eso, colocó ropa interior sudorosa y sucia junto con trigo en un recipiente de boca ancha. Al cabo de 21 días notó que el olor había cambiado y encontró ratones en el interior del recipiente.
Este hecho llevó a Van Helmont a concluir que el olor había penetrado las cáscaras de trigo y de él habían surgido los ratones.
Lo más notable es que los ratones eran de ambos sexos, lo que permitía que se reprodujeran.
EXPERIENCIA DE REDI
Disconforme con la teoría aristotélica que afirmaba que las moscas provenían de la carne, realizó una serie de experiencias y observaciones para demostrar que las moscas eran atraídas por la carne en putrefacción y no, de ella, como se creía.
Redí llegó a las primeras conclusiones tras observar que las moscas dejaban pequeños organismos blancos en forma de gusano sobre la carne putrefacta, y que, atraída por la misma, estos pequeños gusanos se alimentaban de ella.
Al cabo de un tiempo dejaban de hacerlo y se transformaban en estructuras ovaladas. Colocó duchas estructuras en frascos y las cubrió, descubriendo días después, que de ellas surgían nuevas moscas. Allí se llegó a la conclusión de que los gusanos eran la progenie de las moscas originales.
Hechas estas observaciones iniciales, diseñó un experimento para demostrar la falsedad de la generación espontánea. La misma consistió en colocar trozos de carne en 8 recipientes. Cuatro de ellos descubiertos, uno cubierto con gasa y el otro con tela. Los frascos restantes los cerró herméticamente.
Los dejó reposar durante un tiempo y al volver sobre ellos notó la presencia de gusanos en los frascos descubiertos, mientras que, en los frascos cerrados herméticamente no encontró nada.
En cambio en los frascos cubiertos con gasa y tela encontró dos situaciones, uno con presencia de larvas y moscas dentro del recipiente y el otro con presencia de huevecillos sobre la tela, ya que estos no habían podido atravesarlas.
Con este experimento logró demostrar que los gusanos que infestaban la carne era larvas que provenían de huevecillos depositados por las moscas de la carne, y la falsedad de la teoría aristotélica.
Los seguidores de la generación espontánea afirmaban que Redi no había permitido que el aire entrara a los frascos sellados, y la falta de este no permitía la generación espontánea.
Los experimentos llevados a cabo por Redi confirmaron a hipótesis de la BIOGÉNESIS, la cual propone que los seres vivos provienen de otros seres vivos.
EXPERIENCIA DE PASTEUR
En 1860, la polémica entre espontaneístas y sus contradictores se había hecho tan intensa que la Academia de Ciencias francesa ofreció un premio a quien pudiera resolver la controversia. Louis Pasteur, lo ganó con una serie de experimentos tan bien diseñados que no permitían dudar de que la vida no surgía de la nada.
En una etapa anterior había demostrado la existencia de microorganismos en las partículas de polvo, y creía que la causa de la putrefacción de la materia orgánica eran los organismos que se encontraban en el aire.
Para demostrar su hipótesis, como decíamos anteriormente, diseñó unos matraces con cuello de cisne en los cuales colocó el caldo que previamente había hervido. Luego expuso los matraces al calor hasta esterilizarlos. En otros matraces comunes realizó lo mismo (estos tenían los cuellos derechos). De los matraces con cuellos de cisne permitió que saliera el vapor por sus cuellos, mientras que, de los de cuello derecho, fueron expuestos al aire y posteriormente sellados. Sólo cuando se rompía el cuello, aparecían organismos en el caldo.
En sus observaciones notó dos cosas importantes: por un lado, que los microorganismos crecieron solamente en los matraces con el cuello derecho; y, por otro lado, que en los matraces de cuello de cisne, las partículas de polvo quedaban atrapadas en los cuellos y no se producía la putrefacción de la sustancia.
Con este experimento llegó a la conclusión de que la generación espontánea de microorganismos dependía de la contamienación de las partículas de polvo que hay en el aire, confirmando así la hipótesis de la biogénesis.
También demostró que los procesos de fermentación se deben a la presencia de microorganismos que pueden eliminarse con calor (un proceso que hoy llamamos pasteurización). Y dedujo que, así como éstos producían la fermentación de la leche, la cerveza o el vino, los gérmenes eran la causa de numerosas enfermedades, las llamadas infecciosas. Otros siguieron ese camino, entre ellos, Robert Koch, un médico alemán, quien descubrió el origen infeccioso del cólera y la tuberculosis.
ESPERO TE SIRVA!!!!!! .3
La generación espontánea estaba avalada por respetadas personalidades. La habían defendido Aristóteles, Plotino, San Agustín y Santo Tomás de Aquino. Algunos arriesgaron recetas. El alquimista Johann Van Helmont (siglo XVII) publicó cómo fabricar ratones con trapos viejos y un poco de trigo.1 Para eso, colocó ropa interior sudorosa y sucia junto con trigo en un recipiente de boca ancha. Al cabo de 21 días notó que el olor había cambiado y encontró ratones en el interior del recipiente.
Este hecho llevó a Van Helmont a concluir que el olor había penetrado las cáscaras de trigo y de él habían surgido los ratones.
Lo más notable es que los ratones eran de ambos sexos, lo que permitía que se reprodujeran.
EXPERIENCIA DE REDI
Disconforme con la teoría aristotélica que afirmaba que las moscas provenían de la carne, realizó una serie de experiencias y observaciones para demostrar que las moscas eran atraídas por la carne en putrefacción y no, de ella, como se creía.
Redí llegó a las primeras conclusiones tras observar que las moscas dejaban pequeños organismos blancos en forma de gusano sobre la carne putrefacta, y que, atraída por la misma, estos pequeños gusanos se alimentaban de ella.
Al cabo de un tiempo dejaban de hacerlo y se transformaban en estructuras ovaladas. Colocó duchas estructuras en frascos y las cubrió, descubriendo días después, que de ellas surgían nuevas moscas. Allí se llegó a la conclusión de que los gusanos eran la progenie de las moscas originales.
Hechas estas observaciones iniciales, diseñó un experimento para demostrar la falsedad de la generación espontánea. La misma consistió en colocar trozos de carne en 8 recipientes. Cuatro de ellos descubiertos, uno cubierto con gasa y el otro con tela. Los frascos restantes los cerró herméticamente.
Los dejó reposar durante un tiempo y al volver sobre ellos notó la presencia de gusanos en los frascos descubiertos, mientras que, en los frascos cerrados herméticamente no encontró nada.
En cambio en los frascos cubiertos con gasa y tela encontró dos situaciones, uno con presencia de larvas y moscas dentro del recipiente y el otro con presencia de huevecillos sobre la tela, ya que estos no habían podido atravesarlas.
Con este experimento logró demostrar que los gusanos que infestaban la carne era larvas que provenían de huevecillos depositados por las moscas de la carne, y la falsedad de la teoría aristotélica.
Los seguidores de la generación espontánea afirmaban que Redi no había permitido que el aire entrara a los frascos sellados, y la falta de este no permitía la generación espontánea.
Los experimentos llevados a cabo por Redi confirmaron a hipótesis de la BIOGÉNESIS, la cual propone que los seres vivos provienen de otros seres vivos.
EXPERIENCIA DE PASTEUR
En 1860, la polémica entre espontaneístas y sus contradictores se había hecho tan intensa que la Academia de Ciencias francesa ofreció un premio a quien pudiera resolver la controversia. Louis Pasteur, lo ganó con una serie de experimentos tan bien diseñados que no permitían dudar de que la vida no surgía de la nada.
En una etapa anterior había demostrado la existencia de microorganismos en las partículas de polvo, y creía que la causa de la putrefacción de la materia orgánica eran los organismos que se encontraban en el aire.
Para demostrar su hipótesis, como decíamos anteriormente, diseñó unos matraces con cuello de cisne en los cuales colocó el caldo que previamente había hervido. Luego expuso los matraces al calor hasta esterilizarlos. En otros matraces comunes realizó lo mismo (estos tenían los cuellos derechos). De los matraces con cuellos de cisne permitió que saliera el vapor por sus cuellos, mientras que, de los de cuello derecho, fueron expuestos al aire y posteriormente sellados. Sólo cuando se rompía el cuello, aparecían organismos en el caldo.
En sus observaciones notó dos cosas importantes: por un lado, que los microorganismos crecieron solamente en los matraces con el cuello derecho; y, por otro lado, que en los matraces de cuello de cisne, las partículas de polvo quedaban atrapadas en los cuellos y no se producía la putrefacción de la sustancia.
Con este experimento llegó a la conclusión de que la generación espontánea de microorganismos dependía de la contamienación de las partículas de polvo que hay en el aire, confirmando así la hipótesis de la biogénesis.
También demostró que los procesos de fermentación se deben a la presencia de microorganismos que pueden eliminarse con calor (un proceso que hoy llamamos pasteurización). Y dedujo que, así como éstos producían la fermentación de la leche, la cerveza o el vino, los gérmenes eran la causa de numerosas enfermedades, las llamadas infecciosas. Otros siguieron ese camino, entre ellos, Robert Koch, un médico alemán, quien descubrió el origen infeccioso del cólera y la tuberculosis.
ESPERO TE SIRVA!!!!!! .3
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como dice ahí Baptiste van Helmont no le convencía mucho que las plantas tomaran su alimento del suelo así que hizo el siguiente experimento:
Adjuntos:
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