Biología, pregunta formulada por gallegoy02, hace 1 año

¿estan las grandes empresas obligando a los agricultores a cultivar OMS?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por sofia456783
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Respuesta:

Dentro de las preocupaciones que citan muchos opositores a los cultivos genéticamente modificados (GM), se encuentra el cliché de que los agricultores terminarán “haciéndose dependientes (o incluso prácticamente forzados) al uso de semillas GM de una o un par de grandes empresas”. ¿Hay algo de real en este hipotético y alarmante escenario?

Para analizar lo anterior, debemos partir recordando que la comercialización de semillas GM a gran escala inició el año 1996 con las primeras variedades de soya GM tolerantes a herbicidas, desde entonces las semillas GM (con el maíz, soya, algodón y canola representando el 99% de la superficie mundial sembrada con cultivos GM) se han hecho populares entre los agricultores de al menos 28 países [1], esto debido a que proporcionan numerosos beneficios, incluyendo un aumento de los rendimientos (por reducción de pérdidas por plagas y mejor control de malezas), así como disminución del uso de insumos (como combustible y pesticidas) y de los costos de producción [2][3].

A nivel mundial existen más de 7.500  compañías semilleras, y la mayoría de estas son semilleras independientes (que no son propiedad de grandes empresas) que compiten con las empresas biotecnológicas [4]. Cabe mencionar que el 59% del mercado global de semillas del año 2012 se distribuyó en 10 compañías, dentro de cuales, las 4 principales correspondieron a empresas que comercializan tanto semillas convencionales como transgénicas (las 6 restantes solo semillas convencionales) [4].

En Chile, la Asociación Nacional de Productores de Semillas (ANPROS) reúne 67 compañías agrícolas, y de estas, 25 compañías investigan y comercializan, con fines de exportación, semillas transgénicas. Por otro lado, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) tiene un registro de más de 1700 semillas convencionales disponibles en el país, de las cuales aproximadamente 1000 son semillas de uso libre (sin patente), y las restantes son semillas desarrolladas y patentadas por entidades públicas y privadas tanto nacionales como extranjeras [5].

Vale la pena mencionar que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), un organismo público y estatal, es uno de los principales desarrolladores y comercializadores de nuevas semillas en Chile. Por ejemplo, el 100% del arroz, el 95% del trigo candeal, 90% de la avena, 60% del trigo harinero y el 60% de las papas sembradas en el país son variedades desarrolladas por el INIA [6].

En general los agricultores tienen numerosas opciones frente a la compra de semillas, tanto en relación a tipos como de proveedores. Por ejemplo en Estados Unidos en 1998 había disponible 2.580 híbridos de maíz (variedades) y en 2008 había 4.692. Esto representa un incremento del 82% en las opciones de híbridos disponibles, incluyendo tanto híbridos desarrollados por biotecnología como por técnicas de mejoramiento tradicional [7]. Por otro lado, siendo este país el primer productor mundial de cultivos transgénicos,  con un 39% de la superficie mundial de estos cultivos, cuenta con más de 200 compañías semilleras independientes [7].

A nivel global, tampoco existe un “listado de variedades recomendadas” de vegetales en el mundo que señale que semillas debiesen preferir o adquirir los agricultores, porque las condiciones del clima, suelo, etc., son tan variables en las distintas zonas geográficas, que una variedad con alto rendimiento en una localidad puede no ser adecuada en otro. Por esta razón, es imposible la generación de un mercado exclusivo y dependiente de las empresas biotecnológicas productoras de semillas

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