estallido de la lucha armada, 5 conclusiones
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La lucha de Independencia, los motines, las revoluciones, la Guerra de Reforma, los alzamientos, las conflagraciones, los golpes
de Estado, las guerras intestinas, las conspiraciones, las revueltas,
el movimiento revolucionario, los cuartelazos, las rebeliones, las
guerrillas y demás desavenencias no dieron lugar para preocuparse por la justicia tributaria, cuando primero resultaba guarecer la
estabilidad política y la soberanía nacional. Que las contribuciones disfrazaran sus fines fiscales, no fueran establecidas en ley, ni
razonadamente motivadas, no fueran equitativas, no estuvieran
destinadas a sufragar el gasto público, no atendieran a la capacidad contributiva subjetiva, atentaran contra el mínimo vital de
subsistencia y tuvieran tintes notoriamente confiscatorios poco
importó; y no porque la población, directa o indirectamente, no
lo demandara, sino porque, paralela a estas exigencias sociales,
existía una ineludible e ininterrumpida lucha en la que tales reclamos se hubieran visto más como nimiedades y desvaríos que como
derechos fundamentales del contribuyente, y más si en aquellas
épocas la concepción del ciudadano se agotaba en la figura del
súbdito o tributario, heredada por el enraizado sistema fiscal español, que impregnó con tal magnitud en la Nueva España, que al
momento de consumarse la Independencia, en vez de erradicarlo
íntegramente como una muestra de rechazo o censura a la conquista española, el nuevo país prefirió conservarlo, continuando
así con los tradicionales parches y remiendos que observaríamos
a lo largo de todo el siglo XIX (y aún en nuestros días); mismos
que lejos de incentivar la recaudación sobre un marco normativo estable, incentivaron la necesidad de crear nuevos y cada vez
más irracionales impuestos extraordinarios para hacer frente a los
Explicación: