(ESPAÑOL)
por qué es justo penalizar a la mujer que aborta con razocinio y sabiendo que matará a un ser humano?
porfa!!!!!
doy corona plis
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
¿Por qué el aborto debe ser penalizado?
Daniel Iglesias, el 13.09.10 a las 1:27 PM
El proceso racional que lleva a concluir que el aborto debe ser penalizado por el Estado consta esencialmente de cuatro pasos, que desarrollaré a continuación.
El primer paso de nuestra reflexión se sitúa en el ámbito de la ciencia, concretamente de la biología.
Los enormes avances de la embriología y la genética durante el siglo XX ya no dejan lugar a ninguna duda: desde el punto de vista científico es una verdad perfectamente demostrada que el embrión humano es un ser humano desde su concepción. Carece de todo valor científico la tesis pro-abortista de que el embrión (y luego el feto) es parte del cuerpo de la mujer embarazada. En la concepción surge un nuevo individuo de la especie humana, un ser humano distinto del padre y de la madre, único e irrepetible, dotado de la capacidad de desarrollarse de un modo gradual, continuo y autónomo. El embrión humano no es un ser humano en potencia, sino un ser humano en acto: embrionario en acto y adulto en potencia.
Quienes se empeñan en negar esta evidencia científica y proponen como comienzo de la vida humana otros momentos del desarrollo embrionario, lo hacen movidos por intereses ideológicos. Así, por ejemplo, es totalmente arbitrario fijar el comienzo de la vida humana en la anidación –que ocurre aproximadamente dos semanas después de la fecundación– y llamar “pre-embrión” al embrión antes de la anidación. Esta falsa definición procura eludir toda barrera ética contra la manipulación de embriones humanos durante ese período crucial.
No debemos dejarnos confundir por la manipulación del lenguaje, instrumento capital de la actual estrategia pro-abortista. Por ejemplo, hoy se suele determinar arbitrariamente que el embarazo comienza en la anidación. Así se puede negar con toda frescura que las píldoras o los dispositivos que impiden la anidación interrumpen un “embarazo”. Sin embargo, es científicamente innegable que cuando se impide la anidación se destruye una vida humana; y esto debe ser llamado propiamente “aborto”.
El segundo paso de nuestra reflexión se sitúa en el ámbito de la filosofía, concretamente de la antropología filosófica.
En este punto corresponde establecer que todo ser humano es también una persona humana y tiene toda la dignidad propia de cualquier persona humana.
Los defensores del derecho a la vida debemos evitar el grave error de caer en la tentación anti-metafísica, que en este punto se manifiesta por la renuencia o la renuncia a afirmar que el ser humano no nacido es una persona humana. La ciencia biológica obliga sin lugar a dudas a reconocer en el ser humano no nacido a un individuo de la especie humana; pero a pesar de esto hay quienes ponen en duda o niegan que este individuo humano sea una persona humana. No obstante, la recta reflexión filosófica conduce a reconocer que es imposible que un ser humano no sea persona humana. Sin esta afirmación de índole metafísica no es posible fundar una correcta antropología y sin una correcta antropología no es posible descubrir el verdadero fundamento de las normas éticas.
Si bien es cierto que en la Edad Media muchos filósofos católicos (incluso Santo Tomás de Aquino) defendieron la tesis de la “animación retardada”, eso se explica por la pobreza del conocimiento científico sobre la generación humana en aquella época, cuando recién comenzaba a nacer la ciencia moderna, en las Universidades fundadas por la Iglesia Católica en toda Europa. Seguramente hoy día, después del descubrimiento del ADN y de tantos otros avances de la biología, aquellos mismos pensadores apoyarían la tesis de la “animación inmediata”. Por lo demás, la “animación inmediata” se compagina con el hilemorfismo aristotélico-tomista mucho más fácilmente que la “animación retardada”.
El tercer paso de nuestra reflexión se sitúa en el ámbito de la filosofía moral o ética.
La persona humana descubre su obligación moral mediante un proceso cognoscitivo que abarca varias etapas sucesivas, que pasaré a describir.
En primer lugar, la conciencia moral reconoce como verdad evidente la norma moral fundamental: debo hacer el bien y evitar el mal.
En segundo lugar, la razón humana es capaz de conocer con certeza el bien moral o el mal moral de determinadas clases de actos humanos (actos conscientes y libres del hombre), reconociendo así las normas morales particulares. Por ejemplo, se puede establecer de un modo indudable que existe el deber moral de respetar la vida de todo ser humano (es decir, de toda persona humana) inocente; del mismo modo se puede deducir que el aborto, por ser la eliminación deliberada de un ser humano inocente, es un crimen abominable.