Historia, pregunta formulada por maribravo975, hace 8 meses

escriva ¿ cual es el testimonio de una mujer ?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por sofiahiguitabotero27
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Respuesta:

Manuela aún carga con el miedo a cuestas. Ella creció en la comuna 6 o Doce de Octubre de Medellín, un lugar de casas amontonadas que se fueron multiplicando con los años de forma desordenada y con mínimas normas de urbanización. Ella y sus dos hermanos (hombre y mujer) crecieron al lado de su madre; su padre la abandonó cuando estaba en el vientre. De niña recuerda verla saliendo muy temprano a trabajar en casas de familia o vendiendo comidas rápidas para suplir las necesidades. Fue una madre amorosa de quien solo guarda buenos recuerdos, a pesar de esas noches sin cena, en las que tenían que cerrar los ojos sin probar bocado. La violencia se respiraba en la calle y se veía a través de la ventana: fue testigo de cuando arrastraban a un joven por el frente de su casa sin la más mínima clemencia. “Vi que lo condujeron por unas escaleras, que la cabeza golpeaba fuerte contra el pavimento, fueron tan duros los golpes que los dientes se le cayeron y se le salió un ojo”.

El cadáver quedó apostado en frente de su vivienda y la pequeña niña entró en 'shock', estaba encerrada, sola y bajo llave. Otro joven bajaba por las calles polvorientas, con su rostro ensangrentado, pidiendo ayuda, pero este también se desplomó una cuadra después. Fueron los primeros de muchos muertos que vio a través de las rendijas.

En medio de la inseguridad del barrio donde vivía Manuela estudió primaria en la escuela El Triunfo de Santa Teresa y el bachillerato en el Liceo El Pedregal. Todo fue normal hasta que cumplió 14 años y una tuberculosis atacó su cuerpo, que tenía bajas las defensas. “Me tuve que retirar porque se burlaban de mí y me excluían de todo. Nunca más quise volver”. Padeció un tratamiento durante seis meses, tiempo en el que estuvo que estar encerrada en su casa. Cada día debía tomar cinco pastillas y aplicarse una inyección.

Dejó su estudio en séptimo grado, se recuperó de la enfermedad y así cumplió los 18 años para llenarse de belleza y de vida social, como era lo normal a su edad. También fue modelo y alcanzó a realizar algunos desfiles para Colombia Moda. Así, de entre los amigos de sus amigas, conoció a su captor Héctor Alonso Londoño, alias Piolo.

“Él era profesor de una universidad. Tuvimos una buena amistad durante poco más de un año, pero luego vino el engaño”. El hombre tenía 36 años y era docente de diseño gráfico. Tuvo el poder de ganarse su confianza, no por nada, decían que era uno de los proxenetas más conocidos de la ciudad.

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