escribo razones que pienso lo que dicen su computadora para que no funcione
Respuestas a la pregunta
1.-Pérdida de rendimiento
Es uno de los problemas más habituales, aunque es cierto que se deja notar en mayor medida en sistemas poco potentes. La razón es obvia, este tipo de equipos suele ofrecer un rendimiento más ajustado, de manera que en cuanto este se reduce el problema empieza a ser palpable.
Lo primero que debemos preguntarnos es por qué puede perder rendimiento un PC. No existe una respuesta única, pero en la mayoría de los casos puede tener su origen en tres grandes causas:
Problemas a nivel de software, sistema operativo y drivers.
Temperaturas de trabajo elevadas que afectan a piezas clave del sistema.
Fragmentación del disco duro.
Con el paso del tiempo y el uso del PC esos problemas pueden acabar apareciendo de forma conjunta, así que si notamos que nuestro equipo ya no tiene el «brío» de antaño es buena idea ponernos manos a la obra y resolverlos. Por suerte es muy fácil y no necesitaremos gastar ni un céntimo.
Para resolver un problema a nivel de software y drivers lo ideal es eliminar las aplicaciones que no utilicemos o que puedan estar provocando incompatibilidades y actualizar los drivers de todos los componentes básicos del sistema. Si la situación no mejora sería buena idea considerar una reinstalación fresca del sistema operativo.
En caso de que tengamos un problema con las temperaturas hacer una limpieza completa del equipo para eliminar el polvo y el exceso de suciedad normalmente resuelve el problema, y la fragmentación del disco duro se arregla utilizando una herramienta de desfragmentación. El proceso con la solución integrada en Windows 10 no dura más de unos segundos.
2.-Temperaturas insostenibles
Las temperaturas elevadas pueden deberse, como dijimos en el punto anterior, a la acumulación normal de polvo y suciedad que se produce con el paso del tiempo, un problema que afecta en mayor medida a los ordenadores portátiles por sus propias limitaciones en términos de espacio y de capacidad de refrigeración.
Sin embargo, cuando las temperaturas llegan a un nivel en el que se hacen insostenibles y empezamos a sufrir problemas de estabilidad en el equipo nos encontramos ante algo que va más allá de un simple exceso de polvo y suciedad. En la mayoría de los casos esto puede deberse a tres cosas:
El sistema de refrigeración (ventilador o bomba en sistemas de refrigeración líquida) está fallando o ha dejado de funcionar por completo.
La pasta o las almohadillas térmicas se han degradado y han perdido todas sus propiedades.
Una infección por malware está produciendo un consumo anormal de recursos que mantiene el equipo trabajando a plena carga sin descanso.
Si es un fallo de uno o varios sistemas de refrigeración no tendremos más opción que cambiarlos. Los ventiladores y las bombas de los sistemas de refrigeración líquida tienen una vida útil determinada, así que no debemos asustarnos, es normal que acaben fallando con el paso del tiempo, aunque lo normal es que duren varios años.
En caso de que el culpable sea la degradación de la pasta o de las almohadillas térmicas lo tenemos mucho más fácil, y el gasto será mínimo. Ambos elementos pierden propiedades con el paso del tiempo y al ser la pieza clave que permite un contacto óptimo con el sistema de refrigeración integrado en procesadores y tarjetas gráficas su importancia es indiscutible.
Para entenderlo mejor basta pensar en un procesador al que no se le ha cambiado la pasta térmica en cinco años. Esta estará reseca y se habrá ido perdiendo con el tiempo, hasta tal punto que es probable que una parte del procesador no haga contacto con el bloque de cobre del disipador y que por tanto no se produzca la transferencia de calor, con todo lo que ello puede suponer.
Si tienes dudas sobre cómo y cuándo debes cambiar la pasta térmica de tu procesador o de tu tarjeta gráfica sigue el enlace que te hemos dejado.
Por último tenemos las infecciones de malware. También pueden afectar al rendimiento del sistema, y en casos extremos a sus temperaturas de trabajo. Piensa, por ejemplo, en un malware que pone un equipo a minar criptodivisas y carga el sistema casi al 100%, dejando un poco de margen para que el usuario no lo note a la primera. Mantener ese ritmo durante muchas horas es algo anormal que puede acabar afectando al sistema y reducir su vida útil. La solución es, en la mayoría de los casos, muy simple, ya que basta con un análisis de malware que detecte y elimine la infección.